El maluco

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Escrito por:

Cecilia Lopez Montaño

Cecilia Lopez Montaño

Columnista Invitada

e-mail: cecilia@cecilialopez.com



Si algo necesita una reflexión inmediata es la calidad de los representantes políticos que estamos eligiendo como nuestra voz en el Congreso de la República.

Y este análisis debe hacerse de inmediato porque las elecciones de mandatarios locales son ya, el 25 de octubre. Es cierto que ningún rincón del país se escapa actualmente de tener entre sus candidatos a estas instituciones públicas departamentales y municipales una serie de personajes corruptos, con vínculos perversos. En otra sociedad menos folclórica que la nuestra, no tendrían la menor posibilidad de soñar con ser algún día funcionarios públicos. Es muy posible, como lo señalan actualmente los medios de comunicación, que algunos gobernadores y alcaldes reciban la buena noticia de que han sido elegidos por su pueblo mientras son unos reclusos en las cárceles de sus regiones.Pero lo que acaba de suceder con el senador costeño Musa Besaile, en su encuentro político en el municipio de Tuchín, Córdoba, le agrega a nuestros líderes políticos de la Región Caribe un elemento adicional claramente vergonzoso. Este "honorable senador" no tiene idea ni de lo que representa en el país y en el Departamento, ni en qué momento vive, ni cuáles son las reglas básicas de lenguaje y comportamiento que se esperan de un individuo que ocupa semejante posición en el país. ¿Qué dirán la madre, sus  hermanas y sobre todo su esposa ante semejante salida de tono? ¿O le sucederá ese gravísimo mal de los colombianos que llegan adonde no deben estar y se creen por encima de las reglas mínimas de convivencia? Tener la desfachatez de llamar a la candidata a la Alcaldía de ese municipio, Noris Hernández, "maluca" y además agregar que "con tanta mujer bonita, ¿cómo es posible que la elijan a ella?, que según este senador no califica en el grupo de agraciadas. Los mensajes que envía con estas palabras y con la insolencia con que las pronuncia denota un nivel primitivo en su comportamiento y la forma de machismo más grosera,  desinformada y agresiva posible.

Las mujeres solo existen si son bonitas, entre otras, de acuerdo a su propio criterio. Sinceramente, es absolutamente inaudito que la Región Caribe, llena de gente valiosa, tenga como representantes en el seno de la democracia personajes tan primitivos, tan atrevidos, tan groseros y tan patriarcales. ¿Qué tipo de leyes podemos esperar las mujeres de este país con semejantes hombres en el Congreso de la República? La responsabilidad de situaciones como la que se discute recae en esos pobres y desacreditados partidos políticos que tenemos en Colombia, que generan y permiten este tipo de liderazgos que ni nuestra Región ni Colombia se merecen.

Los colombianos somos mucho más que altanería e irrespeto, pero como el voto es lo único que les importa a las agrupaciones políticas, les dan vía libre a muchos que no responden a lo que se espera de los "honorables" miembros del Congreso. Son estos personajes los que definen las normas que determinan nuestras vidas y las de los hijos de nuestros hijos. Ojalá, esta inconcebible actitud del senador sirva para que muchas mujeres con capacidad de ejercer su derecho al voto no se limiten a ir con la corriente sino que valoren su decisión y las consecuencias que trae consigo. Que en las elecciones que se aproximan, miren y analicen este penoso episodio y se pregunten si ese es el país que nosotras, cada vez más educadas, nos merecemos. Sin duda, el maluco es él.



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