Resiliencia: realidad en la vida

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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



La Resiliencia es una palabra rara, ajena a muchos y la mayoría de la gente ignora su significado. Pero resulta que está con nosotros, nos acompaña. Se utiliza preferentemente en Psicología. Algunos saben su importancia, pero pocos profundizan su campo. En todo caso es preciso no sólo conocer su razón de ser sino tratar de entender su noción, aplicarla y tenerla en cuenta.

 

Suele definirse como la manera positiva de superar aquellas circunstancias negativas de la vida, que necesariamente suceden,  con motivo de una muerte, una enfermedad o un accidente. Todos por una razón u otra estamos enfrentados a percances, adversidades, situaciones de dificultad económica, pérdida de un ser querido, es decir  asuntos normales en el entorno de los seres humanos.

Ante un huracán, un tsunami, un descarrilamiento masivo de un tren, un choque múltiple de vehículos, una caída de un avión, que involucra a alguien de nuestros afectos, el golpe es de carácter emocional y anímico.  Afecta el alma de muchos o pocos. Es cuando se requiere un real manejo, una actitud de equilibrio, una recuperación física y psicológica. Todo ello al mismo tiempo es la Resiliencia.

Respecto de un hecho trágico como los que acabo de mencionar, de ocurrencia no permanente, pero sí  como cada muerte de obispo, ciertamente se requiere para mitigarlos una unión familiar, una integración humana, un apoyo palpable, con el fin de aminorar esas vivencias apenas naturales de tristeza y dolor.

Cuando se crea que el mundo se viene encima, por razón de esos factores negativos, que nos conciernen o aparecen, toca gústenos o no en orden a superar esas penalidades, procurar poseer una fortaleza moral, creer en sí mismo y mantener una fe absoluta en el Señor. Siempre con una visión asertiva de las cosas y de las situaciones, para que de esa manera se pueda  sobrevivir y salir adelante de esos momentos de angustia que nos están rodeando.

Esa capacidad derivada de nuestra inteligencia, con miras a resolver bien y en forma satisfactoria esas tormentas de hondo sentimiento, es justamente la Resiliencia.

Las ayudas familiares, de los amigos, de las personas cercanas, de los vecinos, con relación a una calamidad de cualquier índole, hay que recibirlas con amor, con humildad, con reconocimiento. Percibir que en buena parte esa solidaridad es la que forma parte de la Resiliencia, dado que todos esos aportes y respaldos humanos son los que permiten que los duelos se sientan menos, se amortigüen y sean por ende manejables.

Nunca tome las crisis cómo sí fueran un hundimiento de la personalidad, como el cerrar su horizonte, como el ennegrecer su futuro; sino como una oportunidad de mostrar que usted se engrandece en los momentos difíciles, esto es que se sobrepone a los escollos.

Es ahí cuando se debe sacar a relucir su iniciativa,  su entusiasmo, su confianza en sí mismo. Igualmente exhibir y respirar positivismo y creatividad. Siendo así las cosas se nos va despejando el panorama.

Toda desgracia, todo tropiezo, toda fatalidad, que a todos los hombres y mujeres los inquieta o vincula en un momento dado, se deben  observar como el obstáculo o la valla que se  presenta, a efecto de que nos crezcamos, tomemos aire y fuerza mental y demos el salto que nos permita rebasar las barreras,  solucionar los problemas y prevalecer incólumes.

Jamás  se puede perder el optimismo, la esperanza, la posibilidad de encontrar un buen desenlace. Desde luego ese estado de padecimiento y sufrimiento da lugar a analizar, sopesar y hallar una salida. Es menester voltear, cambiar la hoja de ruta, finiquitar  el doloroso capítulo.

Dejar ese infortunio simplemente como historia con el ánimo de eclipsar por completo esa coyuntura perjudicial y así se empieza a mirar el porvenir inmediato con seguridad manifiesta, con aliento esclarecedor, con trabajo tranquilo, con pasos firmes. Todo lo anterior es Resiliencia.

En esos instantes y en esos eventos traumáticos  la Resiliencia, nos abre los ojos, nos proporciona tolerancia, nos reviste de flexibilidad, paciencia y resignación.

Fíjense lo curioso, un tema que aparentemente por su título es misterioso, es sencillo de tratar y comprender. La Resiliencia no es más que el buen manejo de las condiciones embarazosas y los días críticos. En consecuencia todos debemos tener una actitud o disposición de Resiliencia.

 

 



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