Nos cansamos de matar

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Dirán mis distinguidos lectores con que saldrá hoy este columnista con ese título; es estremecedor, claro que si estremecedor y conmovedor, pero esta manifestación cierta ocurrida dentro del panorama jurídico quise plasmarla en otro de mis escritos ineludibles.

El trabajo o función de Terry Bracey y Craig Baxleyk durante años fue el de ejecutar a personas sentenciadas a la pena de muerte en Estados Unidos, esa era la labor legal, matar a seres humanos que por lo general habían dado muerte a otros; ellos decidieron renunciar manifestando: Nos cansamos de matar.

Bracey uno de los ex verdugos del Estado de Carolina del Sur, expresó como todos los días se miraba al espejo y veía a un asesino en serie; le resultaba ya irresistible, insoportable su oficio. Ellos renunciaron en el 2008, pero rompieron su silencio este año para escenificar una historia de terror en una película titulada: Sin indulto.

Los ex verdugos referidos aquí volvieron a revivir esas historias tétricas con los más mínimos detalle: Aplicar la inyección letal a los sentenciados, sentarlos en la silla eléctrica, bajar la palanca con la que se activaba el mecanismo, mediante el cual se utilizaban cientos de voltios sobre la cabeza del reo y todo esto lo vivieron a pocos centímetros y durante algunos minutos que parecían no terminar.

Pasaban muchas noches en vela y se despertaban asustados, tenían pesadillas y recordaban cuando cruzaban las miradas en momentos previos con las personas que ejecutaron; allí las miradas de los reos manifestaban algo más que no lo podían expresar con sus labios; angustioso debió ser esto; próximo a morir y no poder decir nada, pues según la justicia de nada le servía.

Uno de los ex verdugos expresó con excesiva frialdad sobre su primera ejecución, que había vacilado cuando sujetaba la jeringa o inyector, argumentando muchos años después que no estaba preparado para tal propósito.

La situación es que actualmente estos ex funcionarios estatales, deberán recibir ayuda sicológica durante toda la vida; pero cuentan que esta no le sirve para nada: se sienten solos, incomprendidos y es obvio que su anterior función no la deben contar; piensan mucho sobre las consecuencias y al sentirse descubiertos aumentan la preocupación que viven constantemente y si la cuentan se encontraran con el dilema de no saber si son culpables o inocentes.

¿Qué opinan ustedes lectores? también la conciencia no los deja tranquilos; se consideran asesinos y de hecho en algunos estados del país norteamericano donde se ejecutan los prisioneros, la palabra homicidio aparece en los certificados de defunción de los condenados. Terry Bracey señaló que había matado a once personas por imposición de la sociedad, avalado por el régimen jurídico existente en el país del norte.

Ante este fatal e infortunado relato se suma otro homicida legal, impresiona este término por supuesto, es el Alcalde de la ciudad donde se realizaba la ejecución, toda vez que ellos eran los encargados de dar la orden o señal para iniciar la ejecución, pero estos aún no se han pronunciado al respecto.
¿Matando gente vamos a enseñar a otros a no matar? ¿Dónde está la lógica racional? Es un tema polémico, tan polémico que luego de ocurrir el insuceso se argumenta si está bien o no.

Al cierre de este drama expreso que no estoy de acuerdo con la pena de muerte; la vida es el pilar de los derechos sobre el cual nacen otros derechos.