Con los crespos hechos

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Escrito por:

Carlos Payares González

Carlos Payares González

Columna: Pan y Vino

e-mail: carlospayaresgonzalez@hotmail.com



El general (r) Manuel José Bonnet Locarno no buscó el cargo de gobernador del Departamento del Magdalena. Fue el presidente Santos quien lo indujo a la tarea de enderezar un barco hundiéndose, como es hoy el ente departamental. No cabe duda que cuando fue nombrado muchos sintieron un aire fresco que recorría el cuerpo y el espíritu. Se trata de la gente ('de bien') que desde hace décadas se mantiene hastiada de la deleznable imagen que ante la opinión nacional e internacional hoy refleja nuestro Departamento. De la gente que, sin tener responsabilidad de las truculencias y atrocidades a que nos tienen acostumbrados buena parte de nuestros políticos o funcionarios, siente dolor y pesar por haber nacido o vivido en esta bella parte del territorio patrio, azotado por tanta pobreza, marginalidad, violencia y corrupción, entre otros tantos males.

Con el fallo de tutela que restituye al gobernador Omar Diazgranados Velásquez "volvieron las aguas a su cauce", ha dicho un reputado periodista de Santa Marta. Ha afirmado, según su criterio, que el general Bonnet Locarno fue víctima inocente de un desgaste innecesario por parte de la politiquería bogotana. Sobre la primera aseveración parece tener toda la razón el periodista: al irse el general Bonnet Locarno volverán los mismos con las mismas maestrías de siempre, volverán los "señores" de la mediana patria con las truculencias que humillan a todos los ciudadanos del Magdalena ante la faz del mundo. Todo seguirá siendo igual y el estigma de pobre y corrupto Departamento se mantendrá sobre todos los hombros. Sobre la segunda aseveración me inclino a pensar que es una manera de capotear la triste realidad que embarga a los magdalenenses. Para evitar eso fue que el Presidente de la República logró convencer y nombrar al general Bonnet Locarno, gobernador del Magdalena. Y eso lo entendió el General cuando en su posesión habló sin aspavientos de servir a los magdalenenses con transparencia para atender a los más necesitados y espantar la corrupción político-administrativa que corroe.

Por eso es una bofetada a la hoja de vida de un hombre transparente que se le hubiese ofrecido ser un subalterno más del gobernador Diazgranados Velásquez. Como si en el departamento del Magdalena nunca hubiese pasado nada. Por eso los recursos destinados por el Gobierno Nacional al departamento del Magdalena para atender las necesidades que registra la región como consecuencia de la ola invernal, permanecerán congelados hasta cuando el presidente Santos sepa quién va a manejar esos 23 mil 847 millones de pesos que se han asignado. "Tenemos que tener claridad acerca del manejo transparente de estos recursos, porque no vamos a permitir que se vayan a dilapidar. A la menor sospecha de que se está haciendo mal uso de esos dineros, relevamos al Gobernador que sea de su manejo", señaló el ministro Germán Vargas Lleras durante una entrevista publicada por el periódico El Tiempo.

Con seguridad que ante sus sinceras palabras más de un asistente a la solemne posesión debió fruncir su conciencia aunque mostrara con experta dramaturgia su sonrisa. En la posesión del General estaban, como si fuesen ángeles o arcángeles, quienes han manchado buena parte de la historia del departamento del Magdalena. Eran, por supuesto, unos pocos, unos cuantos, los que han usufructuado el poder como don divino o legado genético familiar, con un desmedido interés patrimonialista y clientelista.

El gobernador Diazgranados Velásquez estaba en todo su derecho de procurar las acciones legales que considerara pertinente, máxime si argumentaba que se le vulneraron derechos fundamentales, lo que al parecer ocurrió, si nos atenemos a que el fallo del juez de tutela en primera instancia fue un acto de buena fe y bajo las normas del Derecho. Y ante las decisiones de la justicia en un Estado Social de Derecho, lo único que hay que hacer es acatar sus determinaciones, así las mismas no se compartan.

Se nombró al general Bonett Locarno porque el presidente Santos confía en su persona y dijo que soltaba la chequera para ayudar al departamento del Magdalena porque sabía que se trataba de una persona pulquérrima, honesta, transparente, trabajadora, alejada de las pasiones y odios que genera la politiquería. Y esas cualidades no son propiamente congregadas por quienes regresan mediante un fallo judicial que hay que respetar y acatar sin reserva alguna. ¡Qué vaina!… Dejaron al presidente Santos, al general Bonnet y a buena parte de la gente de bien del departamento del Magdalena con los crespos hechos. Al menos, por el momento.



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