Mejor hablemos del clima

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Francisco Galvis Ramos

Francisco Galvis Ramos

Columna: Contrapunto

e-mail: contrapunto@une.net.co



Se lee en Wikipedia que "… el clima abarca los valores estadísticos sobre los elementos del tiempo atmosférico en una región durante períodos que se consideran suficientemente representativos, de 30 años o más, tal como señala F. J. Monkhouse…" y que "… los parámetros meteorológicos más importantes que integran el concepto de clima son temperatura, presión, vientos, humedad y precipitaciones…".

También que "… los factores naturales que afectan al clima son la latitud, el relieve (incluyendo la altitud y la orientación del mismo), la continentalidad (o distancia al mar) y las corrientes marinas.

Según se refiera al mundo, a una zona o región, o a una localidad concreta se habla de clima global, zonal, regional o local (microclima), respectivamente…".
Lo anterior desde la meteorología, pero la noción se extiende a otros ámbitos de la actividad humana.

Así, se suele habla del clima de la economía, de los negocios, del clima laboral, del religioso, del clima social, de la política, entre un sinnúmero de dinámicas, hasta llegar al lenguaje coloquial como cuando decimos "mejor hablemos del clima", para superar situaciones anegadas de afirmaciones y negaciones indefinidas en que se trenzan las partes o, igualmente, para significar la inanidad de un tema o la inutilidad de una conversación.
Todas esas zonas climáticas están afectadas por la rotación y la traslación, de la tierra en el primer caso y de los acontecimientos en los demás.

Todo es muy complejo pero comprensible desde sus causas y efectos y sobre las formas de superar desde la ética pública las alteraciones en el corto, mediano y largo plazo para retomar el rumbo y restablecer las atmósferas.

Ahora, cuando se presentan oscilaciones caóticas es porque se dan interacciones cargadas de tensiones: como cuando una mala política económica y fiscal arruina el erario, los negocios privados y la calidad de vida de los habitantes, como cuando una improvidente política de ingresos y salarios empobrece a los trabajadores y arrastra a protestas y paros, como cuando los gobiernos polarizan y ejercen prácticas mafiosas para escarnecer el disenso, como cuando los partidos políticos y ciertos políticos se comportan como bandas de asalto sobre la riqueza pública.

A veces, para entender cómo funcionan las cosas, se necesitaría de experticia en algo tan abstruso como la paleo climatología y de su mano entender el origen de todos esos fenómenos y tal vez descubrir cómo llegaron a arraigarse de tal forma dañina en la vida social y tratar de devolver el orden a altitudes, latitudes, relieves, distancias, corrientes y recuperar la inocencia tantas veces hollada.

Por eso creo en Álvaro Uribe Vélez, porque va en la dirección correcta a la restauración de los valores democráticos y descreo de Juan Manuel Santos, porque va en la dirección equivocada rumbo al más ruinoso decaimiento moral de la República, nunca antes visto.
Tiro al aire: y como se dice: "mejor sigamos hablando del clima".



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