Desde hace siglos, la majestuosa montaña de Monserrate se alza sobre la ciudad de Bogotá.
Esta montaña ha sido testigo de una confluencia única de creencias y tradiciones que han perdurado a lo largo de los años, y que hoy en día se manifiestan en el Santuario de Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate, más conocido como el Santuario del Señor de Monserrate.
La historia de este santuario se remonta al siglo XVI, cuando la Hermandad de Santa Cruz comenzó a celebrar la fiesta de Santa Cruz en la colina de las Nieves, actual Monserrate. Durante esta época, se construyeron estaciones a lo largo del camino que representaban los lugares sagrados de Jerusalén, y los fieles recorrían estas estaciones en oración y contemplación de los misterios de la Pasión de Cristo.
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La devoción a la Cruz en Monserrate fue creciendo con el tiempo, y un grupo de devotos liderado por Don Pedro Solis Valenzuela, Jacinto Garcia, Domingo Perez y Francisco Perez de la Puebla, se presentó ante el Presidente del Tribunal y el Arzobispo de Santa Fe para obtener permiso para construir una capilla en la cima de la montaña. Sin embargo, no quisieron detenerse en la devoción a la Cruz y decidieron unir la figura de María, madre de Jesús, a este lugar sagrado.
Fue así como la Virgen de Montserrat de España se unió a la Cruz de las Nieves, y la capilla construida en la colina se llamó Nuestra Señora de la Cruz de Monserrate. Esta elección de nombre se debió al vínculo de un pariente de Pedro Solis Valenzuela con el Monasterio de Montserrat en Cataluña, España.
Inicialmente, las esculturas de Cristo crucificado y el Señor Caído, obra del escultor santafereño Don Pedro Lugo de Albarracín, se encontraban en el lateral de la capilla. Sin embargo, con el tiempo, el Señor Caído ganó una gran importancia y reemplazó la devoción a la Virgen de Montserrat. La imagen de la Virgen desapareció del lugar, y la montaña dejó de ser conocida como Cerro de las Nieves, adoptando el nombre de Monserrate, que perdura hasta nuestros días.
El Señor Caído de Monserrate se convirtió en una imagen milagrosa que atrajo a devotos y peregrinos de todas partes, ansiosos por recibir sus generosos favores. Las esculturas de Don Pedro Lugo de Albarracín, cargadas de realismo y emoción, transmiten lecciones objetivas de la vida cristiana, promoviendo la devoción y el amor a Cristo.
Con el tiempo, la devoción al Señor de Monserrate creció tanto que la antigua capilla ya no podía dar cabida a todos los peregrinos que ascendían diariamente, especialmente los domingos. En respuesta a esta necesidad, el Arzobispo de Bogotá, Don Bernardo Herrera Restrepo, autorizó la construcción de un nuevo templo con mayor capacidad.
El 3 de mayo de 1915, en la festividad de Santa Cruz, comenzó la demolición de la antigua capilla que había albergado la imagen de Jesús durante más de dos siglos. Los peregrinos, en un acto de profunda devoción, llevaron consigo los materiales necesarios para la construcción. Cinco largos años después, el nuevo templo estuvo listo.
El Santuario de Monserrate para la Pasión de Cristo fue consagrado por el Cardenal Crisanto Luque y, debido a la creciente devoción al Señor Caído, se erigió como Basílica Menor. El Papa Pío XII, el 25 de mayo de 1956, conferiría el título de Basílica Menor a la Iglesia de Monserrate, otorgándole todos los derechos y privilegios litúrgicos correspondientes.
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Hoy en día, el Santuario del Señor de Monserrate sigue siendo un lugar de profunda fe y devoción, donde miles de personas acuden para buscar consuelo, hacer peticiones y expresar su gratitud. La historia única y la fusión de tradiciones en este lugar lo convierten en un testimonio vivo de la diversidad espiritual y cultural de Colombia, un lugar donde la fe se mantiene viva a lo largo de los siglos.