El pensamiento mágico es considerado genérico en todas las sociedades, o lo que dirían académico de la disciplina antropológica “universal para todas las personas".
“Asimismo, el análisis que se realiza en una comunidad en particular, debe entenderse como una construcción social que es compartida por el número de individuos de una sociedad o una filiación particular, en la que el hecho, llámese agüero, magia o superstición, entra a ser operativo, es decir, vivido como práctica que cumple eficazmente su función en la sociedad o grupo en particular”, agregó Ariel Amado Carreño.
En la comunidad, es posible encontrar un buen número de ejemplos: el hilo para atrapar la bruja, la desnudez del hombre en ésta práctica que garantiza la caza de la misma, el gato negro, el pasar por debajo de la escalera, etc. puede dar razón al respecto.
Finalmente, “en nuestra sociedad moderna (una lógica más de las tantas posibles), el tema puede que choque con los ideales de orden que socialmente se nos ha impuesto, viendo la mayoría de las veces cualquier muestra que se asocie con lo mágico o sobrenatural, como extraño, ajeno a nuestra lógica racional que amenaza nuestro orden socialmente construido”, puntualizó.
Entonces pues, cada hecho mágico o de superstición, debe entenderse desde las mismas lógicas de éstas comunidades, en las que el hecho social no pierde validez ni operatividad ante los demás sistemas de creencias y conocimientos.