Cuidado con los sismos

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alfonso Lopez Carrascal

Alfonso Lopez Carrascal

Columna: Pedagogía Constitucional

e-mail: lopezcarrascal@yahoo.com



No es tema constitucional pero dado el interés que representa no dejaremos de plantearlo y recomendar a las autoridades de planeación y curadurías que las licencias para edificaciones sea sismo resistentes. De esa manera no repetiríamos el terremoto de 1834 que arrasó la ciudad que apenas contaba en esa fecha con 6.500 habitantes. A las tres de la madrugada de ese día 22 de mayo de 1834 fue el terremoto con una magnitud Richter superior a 6.0.
Todavía el 25 de mayor se sintió una réplica con repetición hasta el 14 de junio sumiendo a la ciudad en miseria. De acuerdo con los cronistas consultados edificaciones muy importantes como las iglesias sufrieron el descalabro del terremoto.
Entre ellas la Catedral de Santa Marta, que inclusive sacó de su nicho los restos allí sepultados del Libertador Simón Bolívar.
La tumba quedó abierta y un buen amigo de Bolívar Manuel de Ujueta y Bisais con el permiso del Señor Obispo de entonces sacó los restos y los llevó a donde funcionara posteriormente el Munka Munka, propiedad del empresario y hombre de radio Cipriano López Jánica, mientras se arreglaba la tumba y evitar que enemigos venezolanos del Libertador vinieran por ellos porque la consigna era echarlos detrás del morro.
También fue destruido por el sismo el asilo hospital de Betania que funcionaba donde hoy queda la iglesia de San Juan de Dios regentado por los hermanos hospitalarios de la Orden de San Juan de Dios. Años más tarde fue reconstruido con la ayuda de la dama Antonia Vengochea de Pimentel. Otra iglesia que cayó en ruinas fue la de Santo Domingo, que funcionaba donde queda hoy el Palacio Tayrona.
Esas ruinas servían de escondite. Pasaron mas de cien años para que el Gobernador José Benito Vives de Andreis y el Alcalde de entonces Enrique González Guerrero compraran el lote y construyeran allí el Hotel Tayrona y hoy Palacio Tayrona sede de la Gobernación.
Esa sismicidad deviene por la falla de Oca, que Dios quiera no nos convierta en otro Puerto Príncipe en Haití. Eso explica y valga el ejemplo que países como el Japón se preparen contra esos estragos naturales que son imprevisibles y nunca avisan. Se dice que esa falla de Oca es de una longitud de 137 kilómetros y es dextral o sea que camina hacia la derecha.
El profesor Charles Richter creo una escala que mide la magnitud del sismo.
Por ejemplo, menos de 2.0 no son perceptibles de 2.0 a 2.9 por lo general tampoco son perceptibles de 3.0 a 3.9 son perceptibles pero no provocan daño, de 4.0 a 4.9 hay movimiento de objetos y un ruido. De 5.0 a 5.9 empieza el peligro porque puede destruir edificaciones mal construidas o no preparadas para sismos.
De 6.0 a 7.9 se puede causar destrucción y daños a la población.
Dios salve a Santa Marta, pero debemos prepararnos para cualquier sismo dado la ubicación en que se encuentra Santa Marta.