Conquista del mercado del mundo no con armas, sino con el comercio exterior

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Escrito por:

Franco Nazatte Martínez

Franco Nazatte Martínez

Columna: Comercio Exterior

e-mail: frana.mar@hotmail.com



Colombia vivió un proceso, de magnos cambios durante los primeros años de la década de los noventa, de gran intensidad que alcanzó el carácter de una profunda transformación.

En lo político, la nueva Constitución abrió una nueva era que unió a las regiones y a las minorías a los procesos nacionales, como base primordial para construir en Colombia lo que se domina la democracia participativa.

En forma análoga a los grandes cambios de índole política, la economía nacional también fue sometida a un cambio radical.

El modelo tradicional de economía cerrada que había dado algunos frutos, se agotó después de cuarenta años y entonces se hizo inaplazable la necesidad de abrirnos hacia el mundo para que el nuevo motor de desarrollo fueran los mercados externos y no la demanda interna, sin posibilidades de crecimiento y bajo el espacioso monopolio de los productores.

Para favorecer al productor, por un lado, y al consumidor por el otro, por fin se entendió el nuevo lenguaje universal de la diplomacia universal y se comenzó el camino hacia la integración de un mercado ampliado de más de 180 millones de consumidores, que cubre una parte del continente americano desde México hasta Chile y que representa un producto interno bruto equivalente al de la mitad de toda América Latina.

Al mismo tiempo que empezó el proceso de renovación política, en un avance de apertura mental, se comenzó a dibujar un nuevo mapa que en lo social y en lo económico nos sacará de ser uno de los países más insulares, alguna vez llamado el ‘‘Tíbet de América’’, para insertarnos en la onda de la integración abierta. Es decir, por fin se dio el paso hacia la modernidad.

En la actualidad, ya es una realidad que Colombia es el país del mundo mejor posesionado, desde el punto de vista comercial, pues sus productos pueden ingresar exentos de gravámenes arancelarios a los importantes mercados de los países que Colombia tenga tratados comerciales.

Lo anterior nos obliga a nuevos desafíos, inversión en tecnología de punta, innovación, inversión en infraestructura vial y la modernización del aparato productivo para ser competitivos en este mundo globalizado en el cual, estamos viviendo.

La globalización económica, es la creación del mercado mundial en el que se suprime toda la barrera arancelaria para permitir la libre circulación de los capitales: financieros, comerciales y productivos.

El paso que le corresponde al gobierno actual es el más difícil, lograr la paz para que nuestro país realmente consiga insertarse en la comunidad internacional y logre índices más altos de crecimiento económico y así, tener niveles adecuados de empleo, y avanzar en la carrera hacia el progreso y el desarrollo de Colombia.

Nuestro país está en el camino correcto para la evolución de su procedimiento actual, en infraestructura vial, y esto implica mayor transformación del país, lo cual mejora el desarrollo de los TLC vigentes en Colombia y fortalece el comercio internacional.

El reto que le queda a nuestro país en el momento, es la conquista de los mercados del mundo, no por la vía de armas sino por la vía del comercio exterior.