La correa de Correa

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Ecuador se encuentra en una posición difícil por cuenta de la dolarización de su economía y la depreciación de las monedas colombiana y peruana. Aunque nos cuesta trabajo entender la posición del presidente Correa, la verdad es que las salvaguardas aplicadas son necesarias para proteger la economía ecuatoriana.

En el caso de Colombia se está aplicando un arancel del 21% a nuestras exportaciones. Esto a pesar de los acuerdos comerciales firmados que propugnan por economías abiertas al intercambio comercial entre ambas naciones.

Sin embargo, el cambio del panorama económico mundial y regional han cambiado las reglas del juego y tal vez obligado a suspender de facto, esperamos que solo temporalmente, los acuerdos comerciales vigentes.

La depreciación del peso colombiano frente al dólar, abaratan y vuelven muy competitivos nuestros productos, y consecuentemente muchos de los productos importados de Colombia son más baratos que los producidos localmente en Ecuador.

Al haber dolarizado Ecuador su economía, realmente carece de herramientas que le permitan hacer frente a una depreciación como la experimentada por las monedas colombiana y la peruana.

La Organización Mundial del Comercio considera que los aranceles son una forma más transparente de defender una economía, y preferibles en cualquier caso a las salvaguardas no cuantitativas. A su vez tanto Colombia como Perú tienen derecho a adoptar medidas para hacerle contrapeso a las trabas cuantitativas impuestas por Ecuador.

Desde el punto de vista colombiano, nos parece injusto que cuando el peso colombiano no estaba tan depreciado y por tanto los productos ecuatorianos eran mucho más competitivos que los colombianos, nosotros no les colocamos el mismo tipo de trabas, y ahora que la situación nos benéfica, entonces, ya Ecuador no le hala al asunto. ¡Culpa nuestra!

El que nosotros no hayamos colocado salvaguardas no quiere decir que Ecuador no pueda hacerlo ahora. Me parece sensato el pragmatismo de Correa que demuestra un claro entendimiento de los temas económicos. No gobierna desde la ortodoxia de los textos sino con la flexibilidad que demanda la realidad.

En este mismo espacio alguna vez escribí que las economías no pueden estar permanentemente abiertas ni permanentemente cerradas, y que lo prudente es alternar según las circunstancias. Hay momentos en que podemos beneficiarnos de la apertura comercial y hay momentos en que ésta nos va a perjudicar.

Hay momentos para depender más de los mercados externos y hay momentos que exigen mucha más dependencia del mercado interno.

La poca diversificación de la economía regional por su parte genera este tipo de fricciones comerciales. Por ejemplo, según el tipo cambiario y los costos es a veces mucho más barato importar arroz ecuatoriano que producirlo en Colombia y viceversa.

De tal forma que a veces quiebran los arroceros de aquí y otras veces lo de los de allá, lo que no permite que el sector recoja los beneficios de crecer de manera sostenida. Como si fuera poco, la apreciación del dólar hace que los insumos agrícolas se encarezcan ostensiblemente, elevando los costos de producción y el costo final del producto, volviéndolo menos competitivo.

El pragmatismo y la sapiencia de presidente Correa son envidiables, y ejemplo digno de imitar por estos lados donde a veces pareciera que nos gobiernan niños ingenuos.