Política a la ñoña

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Cuando se publique esta columna, ya se habrá posesionado el nuevo congreso deplorable. Ese cuya razón de ser es lucrarse con los impuestos de todos y llevar el nepotismo a niveles insólitos. Para ser justos no son todos, pero sin faltar a la verdad si se salvan cinco, no se salvan seis.
¿Cómo pensar distinto cuando ese esperpento llamado partido de la U, nos impone a Name, quien como su padre, representa lo peor de la política colombiana? La cosa no para ahí. Se posesionan los Ñoños y los Mucho Vacile y adefesios de similar pelambre y catadura. ¿Es que nadie cuestiona de donde salieron estos personajes y cuál fue el secreto de su vertiginoso ascenso? El Magdalena no es la excepción, y si en Colombia existiera la justicia, ya estarían investigando. Con los Ñames, Ñoños y Mucho Vacile vamos a tener un sancocho de ñoña, y bien que no lo merecemos. Tanto vacile es una falta de respeto para cualquier democracia. Si no fuera porque podría ser catalogado de anarquista o revolucionario, pediría a gritos que cerraran semejante alcantarilla y nido de ratas. No se le puede pedir peras al olmo, y por esto es demasiado esperar que la justicia con sus puertas giratorias, elecciones espurias, adicción a la burocracia y a los presupuestos, esté en capacidad de ejercer su función constitucional. La complicidad de los tres poderes públicos en el despelote que vive el país es hecho notorio y ha creado un círculo vicioso de corrupción que es muy difícil de romper y acabar.
Para empeorar el panorama, ahora la batalla ideológica entre el uribismo y el santismo se apodera del congreso deplorable. ¿Cómo si ya no hubiera causado bastante daño semejante insensatez? Fiscal contra Procurador, Fiscal contra Contralora, fallos de los altos tribunales a la medida, y mientras tanto, todos los delincuentes gozando de impunidad, y Uribito en Miami. Justicia politizada deja de ser justicia. Politización y corrupción de los entes de control ha llevado a que los delincuentes de cuello blanco se salgan con las suyas, y los de ruana…también. Mejor dicho, tierra de nadie y ley de la selva con el perdón de los animales.
La pregunta del millón es ¿cómo va el Presidente Santos a lograr la transformación del país con este mar de corrupción e ineficiencia institucional? No puede. ¿Dónde están los líderes que van a estar al frente de la transformación productiva y social que el país necesita?
Para que no nos digamos mentiras, ni los simoncitos ni los Benedettis ni los antes mencionados tienen la estatura requerida para ser verdaderos líderes; con ellos no vamos a ningún Pereira. Son caras nuevas con las viejas mañas que todos rechazamos. Ni crean que Uribe y su sequito de lambones son diferentes. La misma vaina, solo que peores.
En el primer periodo del gobierno Santos, me llené de desaliento porque por su gabinete pasaron algunos de los mejores hombres y mujeres que tiene el país, y no les fue bien. Los que tengo en mente o fueron mis profesores o son amigos o ambas cosas, y por lo tanto conozco su idoneidad profesional y moral, y fue precisamente el fracaso de nuestros mejores hombres, lo que realmente me despertó a la realidad de la magnitud leviatanica de los problemas de corrupción y falta de gobernabilidad que enfrentan los gobernantes; a punto tal que es imposible gobernar sin darle abundante mermelada a los corruptos.
Esto no puede continuar y para lograr los cambios que necesita el país para ser una sociedad más justa e incluyente, tenemos que preguntarnos qué puede hacer cada uno de nosotros, por pequeño que sea, para convertirnos en agentes del cambio. Nuestros dirigentes no van a cambiar mientras nosotros no cambiemos.
Comienza el ciclo de elección de gobernadores y alcaldes y ojala que esta sea la oportunidad para dar el primer paso en la dirección correcta. Ojalá en Santa Marta, ciudad olvidada de Dios y del alcalde Caicedo, tengamos mejor juicio a la hora de elegir porque nos hemos equivocado gravemente en las dos pasadas elecciones…o tres o cuatro. Ya no recuerdo. Otro tanto va para la Gobernación del Magdalena y para todas las Alcaldías del departamento. Es ahora o nunca.



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