Por defender la institucionalidad se despedazan los derechos fundamentales

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Noriega

José Noriega

Columna: Opinión

e-mail: jmartinnoriega@hotmail.com



"Podrán cortar todas las flores, pero nunca terminarán con la primavera".
(Ernesto Guevara de la Serna, "El Che")

Por fin y después de tantos ires y venires y donde la víctima directa acudió a todos los medio posibles para defender su causa y se apertrechó en todos los recursos posibles que la ley colombiana le permitía, -aun sabiendo que todo ello sería inútil y derivaría en su destitución-, el primer mandatario de los colombianos, en un acto de cobardía y genuflexión ante el omnímodo poder del sátrapa del derecho disciplinario, decidió cortar por lo sano y con su posición abyecta y carente de fundamentación resolvió hacerle caso al Torquemada de la modernidad y en otra de sus pilatunas, -lavada de manos-, prefirió plegarse a la posición de la élite y desconocer las ilusiones de un pueblo que tiene y seguirá teniendo en el ex comandante Aureliano a un apóstol de la reivindicación de su derechos, no importa desde la esquina en que se encuentre, porque las ideas de los hombres trascienden mucho más allá de la esquina de la Plaza de Bolívar y la historia, tarde que temprano, abofeteará a todos aquellos badulaques y marionetas encabezados por Pacho Santos, el loquito mayor, conjuntamente con esa caterva de zánganos que se han acostumbrado a vivir de las mieles del Estado y disfrutado aquellas dignidades inmerecidas sobre la cuales ahora vienen a dárselas de estadistas cuando todos sabemos que no pasan de ser unos corsarios oportunistas y sanguijuelas del erario.
Durante casi tres meses el país político estuvo en vilo frente al resultado que derivaría la destitución del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro Urrego, mientras el país jurídico se debatía en disertaciones de interpretación sobre las diferentes posiciones jurisprudenciales, internas y externas, y hemos asistido a la propagación de las disimiles tesis jurídicas de unos y otros, obviamente sin perder de vista que los medios de comunicación, -agazapados en una crasa ignorancia-, se encargaron de lubricar y aclimatar el ambiente para que el gobierno asumiera esa posición blandengue y badulaque de quedar bien con el esbirro que ostenta el más grande poder en el país en este momento y así, poco a poco, se fueron arrinconando, no sólo al alcalde, sino también aquellos jurista que pensaban de manera diferente y cargaban la balanza hacia los intereses del burgomaestre progresista y abanderado de lo derechos delos más necesitados, esos mismos descamisados de la ciudad capital que recibieron, por ejemplo y entre otras cosas, reducción en la tarifas del sistema masivo de transporte y a quienes le entregan gratuitamente 6 metros cúbicos de agua, asuntos que, en el fondo de todo, terminaron por rebasar la copa de las élites del poder económico que no permitieron ni permitirán que alguien que no hace parte de su cofradía les quite esos privilegios de seguir desangrando al estado, y mucho menos un aparecido y alpargatudo provinciano.
Durante las maratónicas jornadas de presentación y estudio de las acciones de tutela, cuando algún magistrado fallaba en favor del alcalde, de inmediato salían los sabuesos y pontífices de los medios de comunicación a censurarlo por cuanto tenía a algún familiar laborando en la Alcaldía, el acueducto o tenía cercanía con algún conocido o relacionado del primer mandatario Distrital, pero no le daba importancia a que los magistrados que proferían decisiones en su contra, tenían familiares, bastante cercanos, hijos, hermanos, cónyuges, entre otros, trabajando al servicio del ente disciplinario y allí si ellos actuaban despojados de cualquier interés; ahí está pintada la doble moral de este país, en donde los catones se la dan de inmaculados cuando todos sabemos que una alcantarilla está más limpia que ellos y, lo que es peor, cuando para muchos de ellos, moral no pasa de ser un sembrado de moras: ese es el país que tenemos, el mismo que está siendo dirigido por políticos tipo "estera", esos que se acomodan y revuelcan en cualquier rincón con tal de seguir disfrutando los placeres del poder.
El gobierno, en cabeza del presidente Santos, en una decisión flash decidió la destitución del alcalde y arguyó que las decisiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no son vinculantes y así lo expresó también la canciller, quien en el colmo de la ignorancia manifestó que los derechos políticos no son derechos fundamentales y que había de defender la institucionalidad, aún a costa de llevarse por delante las ilusiones de un pueblo, dejando ante la esfera mundial que Colombia no es diferente a las Republiquetas que tenemos de vecinos o a las Bananas repúblicas, esas mismas en donde pululan los dictadorzuelos de pacotilla que arrasan con el pensamiento político de quienes no comulgan con su execrable forma de gobernar, pero hay que recordar que la cobija no es para una sola noche y ya brillará la luz al final del túnel y el pueblo en las urnas le dará su merecido a esos crápulas de la administración pública que creen estar manejando una finca ganadera en donde la población acata de manera sumisa sus decisiones; no subestimen al pueblo, porque se pueden llevar una sorpresa e irse de bruces contra el asfalto. Sólo, como decía Mao, toca sentarse a la orilla del río y frente a la puerta de la casa, para ver pasar el cadáver del enemigo.