Chequeo de rutina II

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Comienza el segundo tiempo del ciclo político-electoral que definirá quien será el próximo presidente de Colombia. Ciclo que se dará necesariamente bajo un nuevo mapa político. Pero más allá del mapa político resultante, la escogencia de vicepresidente arroja luces sobre cuál es la estrategia de las campañas presidenciales, o la falta de esta en algunos casos.

En el caso de Oscar Iván Zuluaga, haber hecho dupla con Holmes carece de lógica desde la óptica de sumar votos. Dos desconocidos sin carisma es la fórmula garantizada del fracaso. Sin embargo, sabemos que Uribe no es un pelmazo, y probablemente siempre tuvo claro que Zuluaga no iba para ningún Pereira. La candidatura de Zuluaga y Holmes se hizo para buscar cohesión y depurar las filas uribistas. Obedece a la lógica de sentar bases y nada más. Es difícil tener peor candidato que Zuluaga, así que los votos por Zuluaga son el peor escenario posible para el uribismo y su punto más bajo, y sobre esta línea base mínima es que probablemente comenzarán a construir futuro. Estrategia no hay. La marioneta de Uribe lo único que puede hacer es tratar de amargarle la vida a Santos con un antisantismo sin ton ni son.

Las movidas del partido Conservador son incomprensibles. Elegir a Camilo Gómez como fórmula vicepresidencial de Ramírez, deja clarísimo que los Conservadores creen que el tema de la paz será el tema neurálgico de más peso en el electorado, y por tanto decisorio. Para una candidata que no tiene carisma ni votos, elegir a alguien parecido a ella es absurdo. Entre otras cosas, porque dejó que Santos le impusiera la agenda de campaña. Una estrategia diseñada por una gallina, que a la postre será desastrosa.

La candidata Ramírez debería presentarle a los electores una opción de presidencia bajo postulados Conservadores. ¿Qué es lo que ella haría distinto a Santos? ¿Cómo gobernaría el partido Conservador a Colombia? La estrategia política impone ofrecer un modelo alternativo de gobierno, que por supuesto incluya también, el tema de la paz. Hasta ahora la paz no es más que un buen deseo, mientras que hay otros temas en los que Santos hace mucha agua, y que pesan muchísimo en el elector. ¿Entonces por qué hacer de la paz el tema central del debate presidencial? Desafortunadamente enderezar el barco ya no es tan fácil porque con la elección de Gómez, el partido Conservador se la jugó por el tema equivocado con un personaje desdibujado de relevancia cuestionable.

El antisantismo como estrategia por parte de Ramírez es una metida de patas, ya que no se diferencia en nada de la estrategia de Zuluaga, y segundo porque no corresponde a la vocación de poder que debería tener el Partido Conservador. Ramírez estratégicamente necesita ayuda, y mucha porque está totalmente desubicada.

La elección más inteligente y acertada fue la de Santos. Hizo la elección que más le servía y la más obvia de todas. A primera vista no es claro que Vargas Lleras hiciera lo mismo.

Para Santos las ganancias son evidentes. El acompañamiento de Vargas Lleras, le quita fuerza al uribismo porque Vargas Lleras es percibido por gran parte del electorado como la versión decente de Uribe, es decir, con las virtudes y sin los defectos de Uribe, entre otras ventajas que ya han sido ampliamente analizadas.

Adicionalmente, también neutraliza el atractivo de Ramírez como opción de derecha. Santos arma duplas que reflejen el sentir del electorado. La primera fue de centro-izquierda, y ahora interpreta que el péndulo de la opinión ciudadana prefiere una fórmula de centro-derecha, y por eso Vargas.

La apuesta de Vargas Lleras solo es entendible presumiendo que Vargas Lleras está convencido de que el segundo período Santos va a ser muy exitoso. Más aún, que él, Vargas Lleras, va a asegurarse de que lo sea, liderando personalmente los temas de mayor impacto en la economía y en el país. Vargas Lleras está llamado a ser un superministro, una especie de gerente de operaciones, encargado de que Santos comience a hacer paletas y pare de hacer tanto tilín. De esta manera Vargas Lleras cree asegurar su llegada a la presidencia. Para que nos entendamos, Santos le dio a Vargas Lleras la llave del destino de ambos. Tanto el futuro político de Vargas como el legado de Santos dependen de Vargas Lleras. Por esto, creo yo, Vargas Lleras aceptó la oferta de Santos. Como estrategia, simplemente brillante.



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