¿A quién le duele el Magdalena?

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Una de las grandes equivocaciones surgida como consecuencia de la Constitución del 91 y sus posteriores desarrollos legislativos, fue la instauración de la circunscripción nacional para la elección de senadores.

Se sacrificó la verdadera democracia para lograr propósitos de eficiencia administrativa electoral, y a nadie en su momento pareció importarle que nuestra incipiente democracia se convirtiera en una feria de mercado elitista y excluyente. No fue la única equivocación, ya que hay otras tales como los umbrales y la ley de bancadas. Todo esto hay que cambiarlo.

En el caso específico de la circunscripción nacional para senadores, las campañas hechas bajo este modelo demandan una inversión tan grande de capital, que es difícil encontrarle racionalidad económica.

Pero el efecto negativo más grave fue haberle quitado representación a los departamentos como existía en la Constitución de 1886. Es absurda una democracia en que los departamentos no tienen interlocutores garantizados en el Senado. Esto es imperdonable.

Estamos a escasas tres semanas de las elecciones y el Magdalena solo tiene una posibilidad de tener un interlocutor serio en el Senado. A nadie le puede doler más el departamento que a uno de sus hijos, el cual no solo conoce las necesidades del departamento sino que además se vería afectado en sus intereses particulares si al departamento le va mal.

Cada cual es libre de votar y apoyar a quien quiera, pero antes de meter el dedo por un candidato que no es de aquí, que no conoce nuestra problemática y que solo aparece en las elecciones buscando votos, piénselo bien. Un senador al que ni le va ni le viene ni le afecta en nada la suerte de nuestro departamento, no puede representarnos bien. A nadie le duele lo ajeno sino lo propio.

Votar por un candidato foráneo es condenarnos al silencio por otros cuatro años, a que los proyectos que le sirven al Magdalena no tengan dolientes ni abogados ante el gobierno nacional, y a un asilamiento inmerecido.

En un ámbito en que los departamentos compiten entre sí por recursos para sus proyectos, ¿adivinen para donde va a inclinar el político visitante la balanza?...pues la va a inclinar para el lado donde están sus afectos y sus intereses a expensas del Magdalena. Esto es un lujo que no podemos darnos.

El Magdalena por encima de otros departamentos de Colombia, tiene un potencial de desarrollo inmenso que no ha sido aprovechado, y nuestro candidato al Senado lo sabe muy bien. Creo que nuestro candidato merece el apoyo de todos los magdalenenses, y ojalá que los políticos oportunistas que vienen a pasearse por el departamento con el propósito de cautivar incautos, no consigan ni un voto.

Debemos apoyar a alguien a quien le duele el departamento. El hijo del Magdalena, nuestro candidato, sabe que de recibir el respaldo pleno de los electores, como espero suceda, adquirirá un compromiso grande con todos nosotros, porque le habremos entregado nuestra bandera para que la defienda con tesón y valentía ante las instancias nacionales.

Una sola voz no es suficiente, pero es la única que vamos a tener, y en cualquier caso, es preferible una sola voz comprometida con alma, vida y sombrero, a una montonera de vocecitas tibias y no comprometidas con la región.

Ojalá este nueve de marzo, el Magdalena tenga la tranquilidad de tener a uno de sus hijos como su Senador porque solo así podremos mantenernos aferrados a la esperanza de un futuro mejor para todos. Ojalá no nos condenemos nosotros mismos a cien años de soledad.