Un año que promete

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El 2013 fue un año de grandes acontecimientos locales y globalmente. Fue un año importante porque las economías mundiales sacudidas por la última crisis económica han comenzado a ver la luz al final del túnel.

En al ámbito internacional, por primera vez en muchos siglos, un Papa renunció y por primera vez en toda la historia, fue elegido un Papa latinoamericano. Desde ya promete ser un papado diferente.

Este fue el año, en que Rusia se posicionó nuevamente como una potencia relevante, y lo demostró en el manejo de la crisis Siria y en el incidente de los aviones que sobrevolaron Colombia sin permiso.

Fue un año marcado por protestas sociales, sobretodo en América Latina, en donde el descontento es creciente a pesar de los avances logrados en la disminución de la pobreza. La razón es que la gente todavía no siente el progreso.

Estados Unidos por su parte, estuvo metido en un tremendo lio diplomático por cuenta de las revelaciones de Snowden sobre las actividades de la NSA. El año cerró con el salto a la inmortalidad de Nelson Mandela en un momento en que el mundo necesita como nunca antes inspiración en su legado de reconciliación.

En Colombia, el gran protagonista fue la consolidación del proceso de negociación con las Farc. Parece ser que poco a poco los colombianos hemos comenzado a creer que de pronto las posibilidades de un cese del conflicto armado son reales.

Al igual que algunos de nuestros vecinos, Colombia fue estremecida por las protestas sociales que colocaron en jaque al gobierno Santos. Un ingrediente nuevo en este tipo de protestas, es la suma de varios sectores productivos, especialmente vinculados con la actividad agropecuaria.

En política, el tema más trascendente es el nacimiento de un movimiento que enarbola las banderas del uribismo. Además, y como hecho inédito en la historia política reciente, un ex presidente se va al senado para hacerle oposición al gobierno Santos, que sin duda será reelegido, a menos que suceda algo dramático.

En el campo de los deportes, a Colombia le fue muy bien. Ganamos preseas en varias competencias mundiales, y además clasificamos al mundial de fútbol con una selección que tiene todas las condiciones para dejar el tricolor en alto en el 2014.

También es el año en que quedaron temas fundamentales sin resolver. Cada vez se hace más evidente la necesidad de reformar la injusticia, la carencia de salud y la pobrísima educación.

Los colombianos, en mi opinión, tendremos una economía reanimada, que nos debería llevar a un moderado optimismo; sin embargo parece ser que los empresarios no son optimista con los prospectos. El gobierno estima que el crecimiento económico podría estar alrededor de 4.7%, cifra todavía mediocre pero lo de rescatar es la tendencia.

Sin ser un experto ni mucho menos, yo creo que el plan de estímulos internos conjuntamente con un mejor entorno global, deberían permitir que la economía colombiana crezca por encima del 5%. Sin embardo, un año electoral complicado podría dañar la fiesta. Para bien o para mal, nuestra economía está politizada.

Un buen año económico siempre acarrea el peligro de que los resultados positivos se conviertan en una excusa creíble para postergar los impostergables cambios estructurales que demanda nuestra estructura productiva.

Necesitamos que el sector empresarial se llene de optimismo y comience a ver el vaso medio lleno, pero sobretodo, que comience a asumir un rol más proactivo en lo que sucede en sus sectores. Las políticas macros por si solas no van a hacer el milagro.

En fin, el año 2014 promete mucho, y ojala sea el año de la paz y de la reconciliación entre los colombianos. A todos los que me leen, y a los que no me leen, les deseo un próspero y feliz 2014.



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