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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



En el reciente impase diplomático con Venezuela a raíz de la visita de Capriles a Santos en Bogotá, los analistas comenzaron a buscarle explicaciones a la "metida de pata" del presidente.

El consenso es que dicho apretón de manos fue fruto de puro cálculo político porque es bueno para Colombia y para Santos; y aunque hay una probabilidad menor de que ese haya sido el caso, lo dudo.

Pienso que la reacción Maduro sorprendió a Santos. Si el presidente Santos tuviera que calcular cada movimiento que hace, no tendría tiempo para gobernar. El Presidente, como cualquier persona, toma la mayoría de sus decisiones basado en principios, corazonadas y prejuicios. Estudios serios contradicen la capacidad de sobre-analizar y calcular que se le quiere atribuir a ciertas personas, lo cual solo es un mito. ¡Ni que fuera computador!

La mente humana está diseñada para formarse juicios y pasar a la acción con poquísima información. La eficiencia que exige el vivir en sociedad hace demasiado costoso y peligroso invertir demasiado tiempo en lograr la información o el análisis perfecto que nos permita tomar decisiones acertadas todo el tiempo.

Los grandes líderes se caracterizan por tomar muchas decisiones trascendentales basadas en corazonadas que resultan ser muy acertadas. La conclusión es que las corazonadas generalmente son acertadas cuando están basadas en mucha experiencia y en haber confrontado situaciones similares muchas veces.

En su libro Blink, Malcon Gladwell trae una historia muy interesante en la que un capitán del cuerpo de bomberos, estaba con su cuadrilla montado en un techo apagando un incendio, y de pronto tuvo la corazonada de que algo estaba mal. Inmediatamente le ordenó a su cuadrilla bajarse del techo, y no bien lo habían hecho, cuando el techo se desplomó. De no haberse bajado, habrían muerto todos.

El fenómeno se ha estudiado, y simplemente el cerebro del capitán registró a un nivel no consciente señales que ya había experimentado en otras situaciones, y que estaban asociadas con el peligro inminente. La decisión del capitán no fue lógica y calculada sino producto de la experiencia y de la razón práctica. Por esto no hay sustituto para la experiencia a la hora de tomar decisiones y liderar organizaciones.

La decisión de Santos de recibir a Capriles no fue producto de un cálculo político ni de una corazonada. Simplemente fue un acto de buena educación con alguien que probablemente representa a más del cincuenta por ciento de los hermanos venezolanos, y en esta historia no hay más. Por otro lado, Santos es presidente de una nación soberana que no necesita pedirle permiso a nadie para recibir a quien le de la gana.

El que metió la pata fue el gobierno venezolano, que hubiera o ignorado completamente la visita de Capriles a Santos, o decir que Venezuela es una democracia en que hay plenas garantías para la oposición y que Capriles es libre de visitar a quien quiera.

Pero no, se fueron por el lado de las conspiraciones de la oposición con gente de Colombia, es decir la retórica equivocada. Tiene Maduro la necesidad apremiante de encontrar un enemigo común aliado con la oposición, preferiblemente extranjero, para que el chavismo se una.

La verdad es que para tumbar a Maduro, lo único que hay que hacer es precisamente no conspirar contra él. Sus peores enemigos no están en la oposición ni fuera de Venezuela sino en Venezuela y entre sus copartidarios.

Probablemente más de la mitad de los venezolanos votó por Capriles, lo que indudablemente demuestra que sin Chávez no hay chavismo ni socialismo del siglo 21, y esto da para pugnas intestinas para hacerse con el poder. Sin chavismo, Maduro no tiene razón de ser.

El escenario de implosión del gobierno venezolano es real y para Colombia bastante inquietante no solo por las implicaciones en las relaciones bilaterales sino también por las implicaciones al interior de Venezuela, que desbordarían las fronteras.

Los escenarios más probables, en orden de probabilidad, son un golpe de estado o una guerra civil; recordemos que en Venezuela existen milicias urbanas armadas cuyo comportamiento seria impredecible de presentarse una pugna abierta por el poder.

Ambos escenarios serian malos para Colombia y tenemos que comenzar a preocuparnos. Soldado avisado no muere en guerra.