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Escrito por:

Alfonso Lopez Carrascal

Alfonso Lopez Carrascal

Columna: Pedagogía Constitucional

e-mail: lopezcarrascal@yahoo.com



Hace algunos días e invitado por la Universidad Sergio Arboleda nos visitó el profesional antioqueño Carlos Mario Molina Betancourt, miembro de la Asociación Colombina de Facultades de Derecho y su exposición lo fue sobre los cambios a darse en al profesión de la abogacía para lo cual se viene trabajando por el gobierno en la nueva normatividad. Resumimos algunos apartes importantes. En primer lugar recalcaba que la Universidad no ha servido para resolver los grandes problemas de la sociedad moderna y en ese sentido otros países nos llevan veinticinco o treinta años.

El bachillerato nos está enviando un producto inacabado y eso no lo puede resolver y llenar la universidad, y hoy el estudiante con las nuevas tecnologías es una persona multilateral que en valores y patrones de comportamiento quiere responder al desarrollo de su propia personalidad, creándose muchas veces un choque cultural entre el alumno y el profesor.

El alumno de hoy es por lo general multilateral. Se debe abrir paso el sentido de tolerancia entre estudiante y profesor y recordar como lo recordaba el profesor Molina que una cultura impuesta no es cultura. Las culturas avanzan y retroceden y se vuelve a recomenzar.

Se reitera el planteamiento del saber ser, saber hacer y saber saber, y por consiguiente el nuevo sistema de evaluación se sustenta en el saber, el hacer y el ser. Se quiere un examen por competencias, dentro de unos cuadrantes de conocimiento jurídico, conflicto, investigación jurídica y responsabilidad jurídica (ética) saber ser, hacer y saber aprender es el lema de la educación superior moderna. Ese conocimiento básico del profesional del Derecho lo debe llevar a resolver problemas "sin memorizar". Lo que se busca con este cambio es un abogado calificado.

Colombia cuenta con sesenta programas de derecho, que dan el título de abogado observando que las facultades de derecho, parece ser, que calificaran al abogado para litigar, lo que obliga a un nuevo perfil de la profesión, que dentro de la función profesional califique, entre lo que debe ser la clínica judicial, la función pública, programas de investigación y las llamadas barras de abogados, es decir, quesolamente los abogados que estén colegiados en una barra, por lo menos dos años, queden calificados para litigar, acabándose de esa manera con el simple abogado litigante, como uno de los nuevos perfiles de la profesión, es decir, las facultades de derecho podrán dar como producto un abogado calificado, dentro de las funciones profesionales ya vistas. Igualmente, el abogado juez u operador de justicia, debe desligarse de dictar sentencias de quinientos folios y más, constituyendo un alegato, como medio de defensa contra las partes, ya que también será abogado calificado dentro de las llamadas clínicas judiciales.

El núcleo del derecho, no debe ser únicamente el de litigar, y en los dos primeros años de la profesión, se desarrollará la función del ser; al tercer año el aprendizaje de materias básicas, y en los dos últimos años electivas con el fin de calificar el fin del abogado.La competencia nacerá del problema, saber diagnosticar y solución al mismo, y en la solución de conflictos habrá abogados, para resolver conflictos internos, como los problemas en familia; habrá un abogado para solucionar conflictos entre partes, y por último otro tipo de abogado, para resolver los conflictos sociales, como los de población indígena, desplazados y víctimas. Con esto queremos anunciar a la comunidad académica y de la abogacía, los profundos cambios que se vendrán en las próximas reformas, y ya hemos comenzado por el sistema de evaluación del saber pro, que remplaza a los Ecaes. Esperemos esos cambios que ya se avecinan.