Los últimos días han sido bastante desafortunados para los titulares de los gobiernos del Nuevo Socialismo siglo XXI de América Latina. Comenzando por la nueva intervención quirúrgica a la que tendrá que someterse Chávez, ante la posibilidad de que su cáncer haya hecho metástasis, en vísperas de las elecciones presidenciales, y en el marco de un escenario en el que la oposición por vez primera tiene reales opciones de llegar a Miraflores. Tampoco a Rafael Correa le ha ido bien, a raíz de la sentencia contra el diario "El Universal", confirmada en segunda instancia, y la que según se ha dicho, recibió la grosera injerencia del equipo jurídico de la Presidencia en un contubernio ilegítimo entre las ramas del poder público, que desnaturaliza su independencia. Días antes en la OEA habían pedido la desaparición o al menos el recorte de facultades de una de las comisiones que controlan la libertad de prensa en el continente.
Las ministras lo aplaudieron, como si solo les importara su cuchara y las dignidades, pero la jefa de la bancada del Movimiento Sin Miedo (MSM), Marcela Revollo, se apresuró a decir: "Es una pena tener ministras con una actitud autocomplaciente con unas coplas que son machistas, sexistas...", y totalmente descomedidas, añadiríamos, que demuestran una vez más, la condición misógina del mandatario del altiplano.
Poco a poco, incluso en sectores del oficialismo, ha ido creciendo el repudio a tan desagradables expresiones, a pesar de las tímidas excusas del líder aymará, que al parecer trató de justificarlas por el calor de los momentos del carnaval en que fueron pronunciadas. Pero lo cierto es que Evo, por sus propios medios, se ha ganado el prestigio de cultivar una íntima antipatía hacia las féminas, que nunca ha explicado y que seguramente nunca explicará.
Como cualquier Berlussconi, pero al revés. Y como si fuera poco, a escasas horas, ordenó a la Policía disolver una manifestación de minusválidos, que tras cien días de penosa caminata, le pedía una audiencia para solicitar un bono o ayuda oficial que morigerara en algo, su inhumana situación.
Baches de la revolución del Nuevo Socialismo siglo XXI, misógenos de un lado, y de otro, célebremente desconsiderados con la suerte de los más indefensos. Apasionante e incómodo tema de siquiatría política, que con preocupante frecuencia y con las más diversas variantes, se repite en nuestro continente.