La heroína, el tirano y el cobarde

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com

En la tragedia de Venezuela, que lleva ya más de dos décadas, solo ha habido una persona que ha demostrado tener la valentía para confrontar la dictadura.  De hecho, considero que es la única líder latinoamericana de los lideres actuales que merece ser llamada tal; más que líder, es una heroína. 

Sé que en los países llamados bolivarianos se reverencia la figura de Bolívar, y que todos los lideres de nuestra esquina del vecindario se hinchan de vanidad cuando los asemejan con el susodicho.  Bolívar nunca me ha descrestado y siempre me ha parecido una mala copia de Napoleón Bonaparte. 

Jamás compararía a María Corina Machado con Bolívar porque en mi parecer, la heroína supera con creces al susodicho.  Para comenzar, se ha enfrentado al régimen solo con una camándula en tiempos peligrosos y donde el tirano está ahí.  El triunfo de Bolívar y similares contra la España de la época, tiene tanto merito como el de una persona en su sano juicio que noquea a otra que está que se cae de la borrachera.

La heroína de Venezuela tiene el coraje y los principios que le faltan a los Petros, a los Lulas, a los Mujicas y a los Boric.  Estos, el que se atreve, cuando critican lo hacen desde posiciones seguras y sin nada que temer, pero María Corina arriesga su vida; está metida en la cueva del lobo. El jueves pasado fue detenida momentáneamente por el régimen.  Es claro que no saben si atreverse a más, sabiendo que podrían acelerar la caída de Maduro.  En estos cálculos, suele suceder que alguien calcula mal; esperemos que no suceda.

En contraste a la posición valerosa y coherente de María Corina, vemos a un Petro que sigue buscándole la comba al palo para justificar su apoyo, que él cree velado, a su amigote.  Nadie le ha pedido que haga lo que hizo Duque, porque las circunstancias de tiempo, modo y lugar son diferentes.  Hoy hay prueba irrefutable de que Maduro pretende desconocer la voluntad popular.  Cuando Duque, sabíamos que Maduro se había robado las elecciones, pero no teníamos pruebas.  Cita Petro dizque razones técnicas.  No hay razón técnica alguna que pueda justificar la complicidad con un tirano asesino.  Que dizque lo que hizo Duque causó la diáspora y demás, y que a pesar de todo Maduro sigue ahí.  La diáspora comenzó el mismo momento que ganó Chávez y antes de que se posesionara; lo que ha sucedido es que en la medida que los petrodólares no fueron suficientes para mantener la farsa de un nuevo socialismo y el desastre económico es inocultable, los últimos en salir han sido los más pobres, que son los más.   La tragedia venezolana comenzó mucho antes del embargo de los USA.

Hoy, Maduro no es el mismo de la era Duque.  La probabilidad de su caída es alta sin importar qué.  Es un hombre asustado y paranoico que sabe que su suerte está echada.  Es innegable que la presión de los Estados Unidos y países aliados lo debilitaron. Para colmo, ni Irán ni Rusia están en condiciones de darle una mano.  Maduro cada día luce más como el Asad de Latinoamérica. 

Por su parte, el canciller Murillo es un hombre que lucha consigo mismo.  Le cuesta avalar la posición de su jefe porque atenta contra sus principios y porque además no quiere cargar con el muerto.  Esto sucede cuando una persona decente decide trabajar para los chicos malos. 

La historia le cobrará a Petro su complicidad cobarde; mientras tanto, el nombre de María Corina está ya escrito con letras de oro en el libro de los grandes líderes.  Por ahora, continúa la saga del tirano, del cobarde y de la heroína.

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