Monerías

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com

Las monerías del Mono Martínez Olano no son nuevas, y fue precisamente esa particular forma de mezclar el humor con la crítica la que lo dieron a conocer a los samarios, quienes en la última elección le dieron su voto de confianza.

Fue una campaña sin grandes recursos financieros pero que se valió inteligentemente de los recursos con los que contaba: generar noticias en su rol de abogado y utilizando las oportunidades que ofrecen las redes sociales. El Mono es uno de los pocos políticos que en Santa Marta ha sido elegido con voto de opinión, y que por lo tanto goza de total independencia, ya que no le debe a nadie; su compromiso es con quienes lo eligieron, con Santa Marta.

Han admitido una demanda para declarar la nulidad de su credencial, y el Mono alega que lo quieren sacar por las denuncias de corrupción. Es probable que la afirmación del Mono sea cierta, pero esto no impide que la demanda tenga méritos fácticos y legales suficientes; esto es precisamente lo que será debatido, y se espera que el fallo sea estrictamente en derecho.

Ahora bien, ya que estamos en el tema, hago unas reflexiones sobre el Mono y para el Mono; es una figura fresca y refrescante en la política local, que nos gustaría permaneciera y creciera, pero a veces el Mono parece un volador sin palo. Algunas veces parece petrista, otras veces se limita a criticar y no es propositivo y parece más una vaca muerta atravesada en el camino. Ésta incoherencia y el exceso de histrionismo y circo pueden dar al traste con sus aspiraciones políticas a futuro. Le toca al Mono decidir si quiere ser comediante o influencer o si quiere servirle a Colombia desde la política.

Todas las cosas tienen su tiempo y su lugar, y las monerías y el perrateo del Mono cuando se está sesionando en el Concejo están fuera de lugar. Peor aún, son una distracción para la opinión pública que se dedica a reírse o emberracarse con la ocurrencias del Mono, pero no hablan de los problemas ni de las denuncias que hace el Mono; es decir, hablan del Mono pero no hablan de lo que denunció o propuso el Mono. Esto invita a hacer un ajuste serio en la estrategia para que se hable mucho menos del Mono y se hable de las denuncias y problemas de la ciudad, que se hable de lo realmente importante. El Mono es un hombre inteligente y me parece que debería rodearse de personas mesuradas, maduras y con sabiduría que lo ayuden a domesticar sus peores instintos. De seguir por este camino, para tristeza de los que queremos verlo en política, el Mono podría ser un candidato de un solo periodo. El Mono debe crecer y madurar su proyecto personal y político y encontrar el modo de que siendo sus intervenciones respetuosas, sean además argumentativamente serias y tengan impacto en la comunidad. Tiene enemigos políticos muy grandes y por esto tiene que cuidarse doblemente para no dar papaya.

Tampoco queremos que se convierta en lo que quedó convertido un aspirante a alcalde, que en campaña quería cantar el himno de Santa Marta en todos los eventos políticos. Y una vez llegado al Concejo, de carambola, dicho sea de paso, perdió el habla. Yo me lo imaginaba dándole fuete a los corruptos y echándolos del Templo, pero no ha sido así. No sabemos quién convirtió a quién ni cómo ni cuándo; otro de los grandes misterios de la humanidad.

No demerito la demanda contra el Mono, y dejo este tema a los jueces y a los abogados. Solo espero, como anoté antes, que el fallo sea en derecho. Independientemente del fallo, espero que el Mono reflexione.