El día que cambió la naciente historia del siglo 21

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com

La semana pasada se celebraron los 23 años del atentado terrorista a las Torres Gemelas en Nueva York y a otros puntos en los Estados Unidos.  Un día que cambió dramática y radicalmente a la sociedad estadounidense con consecuencias geopolíticas que aún se sienten.

El 11 de septiembre de 2001, fue el día que unió al pueblo estadounidense; el día que se dejaron de lado todas las diferencias para llorar los muertos, reconocer a los héroes y reconstruir el país.  Fue un día que dejó serias heridas emocionales, y que en su momento llevó a muchas personas a revaluar sus valores y sus vidas.  Conocí personas que abandonaron sus exitosas carreras para volcarse a sus familias.

Ese día es un día lejano – ha pasado casi una generación-, el cual los jóvenes no vivieron y no conocen y por tanto muchos de los hechos de hoy no tienen sentido para ellos.  Y este vacío los hace impredecibles, volátiles y fácilmente manipulables.  Si se le pregunta hoy en los Estados Unidos a un joven manifestante pro-Palestina el porqué de su apoyo, probablemente dé respuestas que muestran una ofensiva ignorancia y la superficialidad de sus posiciones y convicciones.  Una mentalidad de manada que es una verdadera amenaza existencial para la democracia, ya que estos jóvenes votan y eligen presidentes.  Lejos el trauma de los atentados del 9/11, hoy los Estados Unidos es un país muy dividido porque no hay nada que lo una.

Como consecuencia de los atentados del 9/11, los Estados Unidos desencadenaron una guerra a muerte contra Bin Laden y Al-Qaeda, derrocaron a Hussein en Irak, y desencadenó una guerra mundial contra el terrorismo que se ha dejado sentir en todo el mundo.  De hecho, esto le permitió a Colombia en los tiempos de Uribe lograr el punto de quiebre en la lucha contra la guerrilla, haciendo viable lo que era ya un estado fallido.

Con el correr del tiempo, terroristas han sido dados de baja, se dieron primaveras árabes, se derrocó al Carnicero de Libia pero no se ha logrado derrotar el odio que hace surgir estos grupos terroristas.  Nacen nuevos grupos o cambian de nombre, de jefes, se mueven entre países, y siguen exitosamente reclutando mártires tanto en Medio Oriente como en Occidente para su guerra religiosa.  Irán, el mayor patrocinador de todos estos grupos terroristas no ha sido tocado, y gracias a sus ingresos por cuenta del petróleo, sigue financiando y dando armas a los grupos terroristas en un intento por rodear a Israel y borrarlo del mapa a la primera oportunidad.

Estamos ad portas de conmemorar un año del ataque terrorista de Hamás a Israel.  Acto comparable a un 9/11 y que con toda seguridad ha tenido impacto semejante a los anteriormente descritos para los Estados Unidos.  En Israel es peor porque la pesadilla aún no termina y todavía hay rehenes de los cuales poco se sabe.  El gobierno israelí a causa de los rehenes enfrenta presiones internas y externas que quieren obligarlo a negociar en contravía de la exitosa posición mantenida desde siempre de no negociar con terroristas; de negociar, lo volverán a hacer.  Una parte de la opinión publica parece no entender que lo que Israel confronta es una amenaza existencial, que los muertos causados por Israel son responsabilidad de Hamás, y que Israel está obligado a destruir estos grupos terroristas e incluso puede verse forzado a atacar a Irán preventivamente, en caso de acercarse a la obtención de una bomba atómica. 

Poco ha cambiado en Medio Oriente por décadas, pero hoy es una región mucho más inestable y que por su importancia económica y geopolítica representa un grave riesgo para el mundo.  Cada vez es más difícil contener estos conflictos e impedir que escalen.  Y ni que decir, que políticas insensatez de inmigración han elevado las posibilidades de otros 9/11 en Occidente.

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