La imparable involución de la infraestructura vial del Magdalena

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Escrito por:

Veruzka Aarón Torregrosa

Veruzka Aarón Torregrosa

Columna: Opinión

e-mail: veruzkaaaron.t@gmail.com

Twitter: @veruzkaaaron


El Centro Regional de Competitividad Score de la Universidad del Rosario, dio a conocer recientemente los resultados del Índice de Competitividad Evolutiva, herramienta mediante la cual se mide la variación de la competitividad de los departamentos en el tiempo. Esta primera versión del Índice abarcó el periodo 2020-2023. El índice analiza varios pilares en que, para el caso del Magdalena, se destacaron por sus niveles críticos los sectores de Salud, Infraestructura y Sostenibilidad Ambiental. No sorprende que la infraestructura esté entre los pilares de bajo desempeño, pero si preocupa que este sector fundamental para la competitividad de las regiones, a pesar de su precariedad histórica en el Magdalena, no haya sido prioridad para gestionar y desarrollar. No debe aceptarse que el Magdalena continúe por la senda de involución por cuenta de la deficiente gestión de sus gobiernos durante los últimos años, en especial, después de la instauración del modelo del “cambio”, el cual se destaca por su pobre ejecución y la banalidad de su inversión. 

En el pilar de infraestructura, el Índice analiza la cobertura y estado de la red vial de los departamentos. Entre los indicadores que componen este pilar están: Red vial primaria por cada 100.000 habitantes, Red vial primaria por área, Porcentaje de vías primarias en buen estado, Red vial a cargo del departamento por cada 100.000 habitantes, Red vial a cargo del departamento por área y Porcentaje de vías a cargo del departamento en buen estado. De estos, salvo el indicador de Porcentaje de vías primarias en buen estado (corredores del Plan Vial del Norte), todos tuvieron una variación negativa o simplemente no crecieron.

Estos bajos resultados son un lujo que no puede permitirse el Magdalena; todo lo contrario, debería exigirse una gestión eficiente para acelerar su aletargada competitividad. En cambio, deben resaltarse los resultados positivos de departamentos vecinos como La Guajira y Atlántico. El primero a pesar de sus adversidades y el segundo, para no perder su ritmo de avance.

Pero, los pobres resultados en infraestructura no han sido exclusividad del último gobierno departamental. Desde la estructuración del Plan Vial del Norte (2006), en el Magdalena no ha habido un proyecto mediante el cual se haya logrado además de conectar el territorio, ordenar y aprovechar su vocación. El Magdalena, ha estado condenado al rezago de una infraestructura que no se compadece con las necesidades de su población ni de las potencialidades del territorio

De lo que no puede exonerarse al pasado gobierno del “cambio”, es de no haber gestionado soluciones efectivas para mejorar la infraestructura vial a cargo del Departamento, a pesar de contar con recursos suficientes. Además de no ejecutar recursos de libre inversión que hoy conforman un impresentable superávit fiscal, dicho gobierno dejó de invertir eficientemente recursos del recaudo del peaje del corredor Ciénaga-Barranquilla.

En lugar de contratar un proyecto de gran impacto como la construcción de la doble Calzada Tasajera-Palermo mediante la modalidad de obra pública, lo cual, permitía a la entidad ahorrarse la intermediación financiera y ejecutarla en menor tiempo, el gobierno del “cambio”, sin haber justificado técnicamente el por qué, decidió contratar con el contratista que desde hace 30 años opera dicho corredor - ¡vaya cambio! - una Alianza Público Privada. Esto, además de comprometer por 30 años el recaudo de peaje, expone al Departamento a asumir el riesgo que pueda derivarse de contratar esta obra sin el previo diligenciamiento de la licencia ambiental que requiere. Esto, sin contar con la lesión por posibles sobrecostos de un proyecto que no estuvo sometido a la presión de la competencia del mercado.

Los términos de este negocio -más de $6 billones- ponen en duda que la asignación de recursos públicos del Departamento, se haga con el objetivo de resolver problemas del territorio o mejorar su competitividad. Pero, si dejan la certeza de ser la fuente no solo de la involución de la infraestructura vial, sino del Magdalena en general.   



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