El libreto de los encuentros internacionales de países, en la era de la globalización, siempre es el mismo. Simples declaraciones de gran riqueza retórica, cuyos textos muchas veces, se preparan con anticipación, pero que son solo extensos memoriales de buenos propósitos y lugares comunes.
Al azar: Declaración de Caracas (2011), D de La Habana (2014), D. del Grupo de Rio --mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política (1986), las D. de las Cumbres de las Américas (uno de los foros más emblemáticos y cercanos, que pretende definirnos como región con sus falencias y ventajas), etc., son apenas unas pocas muestras de la voluminosa literatura, que resulta de estas interminables reuniones. Paz, Democracia y Convivencia, Población y desarrollo, prevención y lucha contra la Corrupción (¡), Migración y Trafico de Drogas, Cambio Climático, Gestión de Riesgos, Tecnología, Vivienda etc., forman parte de los inacabables y repetidos diagnósticos de los conciliábulos que, en la historia pasada y reciente, han sido. Pero en todos ellos, existe el ingrediente secreto, subliminal, si se quiere, y que tiene que ver con el predominio económico y la consecución de las ingentes ganancias y franquicias, que puedan derivarse del tráfico comercial de bienes y servicios entre las naciones y sus propias organizaciones, en elescenario postpandemia, que no ha logrado reconfigurarse, en nuestra opinión, con los nuevos actores que buscan posiciones de predominio. Recientemente, después de ocho años de su último encuentro, se reunieron en Bruselas los dirigentes de la UE y los lideres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe, Celalc, --que representan más de 1/3 de los miembros de las Naciones Unidas--, que, según los expertos, constituye un motor decisivo en favor de un sistema multilateral sólido y moderno, basado en normas.
Pero más allá, del derroche retorico— como se ha dicho--, en este foro, aguas adentro, se hicieron evidentes las enormes contradicciones de los dos bloques, que devienen de intereses comerciales, jalonados hoy por la búsqueda de los europeos, de Litio, el llamado nuevo “Oro blanco”, en nuestros territorios, ante la muerte anunciada de la búsqueda y explotación de los hidrocarburos pesados y minerales, particularmente, el petróleo. Como fuere, es evidente la insatisfacción de varios países latinoamericanos por las condiciones favorables, sin formula de cambio, que ostentan los europeos. En ese escenario, algunos expertos indican, que es probable que las tensiones aumenten, porque, dicen, ya empezó la nueva era en que A. Latina se convertirá en el nuevo Golfo Pérsico, gracias a las enormes reservas de Litio, poderoso metal blanco, capaz de “almacenar energía”, en grandes cantidades, “energizar”, de manera instantánea, todos los dispositivos electrónicos portátiles. Esa es la razón de la verdadera tormenta desatada, por ahora, bajo las aguas, y que se quiere ocultar con la retórica diplomática.
Cómo vale la pena –ojalá se nos presente una pronta oportunidad—intentar una aproximación. A los polos opuestos de la relación, el “Global Gateway”, como la estrategia de la UE. para A. Latina, y “Betlan Road”, pieza central de la política exterior de Beijing, que es lo que se mueve en aguas mucho más profundas. Se anuncian borrascas con relámpagos en el horizonte.