La democracia “iliberal” o un destino perverso

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



Los expertos en teoría política y política comparativa indican que solo un tercio de los Estados del mundo, responde a las características genuinas de la democracia pluralista, 1/3 son absolutamente dictatoriales, y el tercio restante, está conformado por regímenes híbridos de difícil clasificación. En el escenario de este desalentador panorama, el politólogo Fareed Zakarian  (1997), patentiza el término “democracia iliberal”, que podría llamar a confusión a cualquier desprevenido observador, pero que por lo se verá, posee unos elementos claramente singulares y autónomos, que le imprimen un sello particular, de muy común ocurrencia, en la geopolítica mundial. Veinte años más tarde (2018), Steven Levitsky y Daniel Ziblatt (“Como mueren las democracias”. Univ. Harvard), perfilan los rasgos dominantes que la definen como una progresiva perversión de la democracia pluralista, y subrayan su coincidencia con Zakarian, en que esta última, no necesariamente conduce a la libertad,

sino que, re-direccionada por protervos intereses , puede llevar al autoritarismo, y a la negación de los derechos fundamentales. Lo que sería la aplicación de la expresión que hemos querido acuñar en el pasado para referirnos a temas análogos: la  “Legitimidad” en el origen, e ilegitimidad en el resultado”. Sus estudios—los de los autores mencionados--, clasifican los regímenes de Hitler, Fujimori, Chávez, Nicaragua de Ortega, Víctor Orbon en Hungría, Mubarack en Egipto, y del propio Erdogan de Turquía, entre otros, como clásicos ejemplos de la degradación de la democracia liberal, como la conocemos, es decir, fundada en el sufragio universal.

En conclusión, la democracia “iliberal” arrastra su origen, desde la institución del sufragio libre, pero en la práctica, termina funcionando como una autocracia de facto, legitimada, como se ha dicho, por la voluntad popular y por elecciones justas y libres. Su impronta, sin duda, es el irrespeto absoluto a la separación de poderes y la vulneración de los derechos civiles, en particular, la libertad de opinión y de oposición.

Algunos críticos postulan que estos sistemas ha tenido avances sorprendentes, por los elementos imprevisibles que contiene, ya que son indetectables en principio, y que,  por eso mismo, dicen, deben considerarse, sin eufemismos, como regímenes autoritarios o semiautoritarios, por la violación de los derechos y libertades civiles,  independiente del hecho de que haya o no realización de elecciones. En palabras de Zakarin, en los países en los que existe democracia iliberal , es posible que la democracia florezca (¡)—o alguno de sus manifestaciones se permita--  , pero no el clásico liberalismo constitucional , que es desarraigado .

Termina diciendo el célebre politólogo Zakarain, que el discurso se reduce al mal uso de las herramientas democráticas con fines “antiliberales”, tales como las permanentes revisiones de la Constitución o Carta Política, con el propósito de alcanzar mayor influencia de poder, o la búsqueda permanente de un mayor control del Ejecutivo sobre las otras instancias del gobierno.