La tormenta para el gobierno Petro no cesa, sino que arrecia. Triste es para el país que lo único por lo que ha sobresalido este gobierno a la fecha son los escándalos.
El último de suma gravedad no solo por las personas involucradas, la jefe de gabinete y el embajador en Venezuela, sino por la violación grosera de la ley y el abuso de poder. Todo parece indicar que se hizo con el propósito de ocultar el monto real de dinero que fue robado. Avanzan las investigaciones para determinar responsables y sancionarlos.
Curiosamente antes de que la misma revista Semana soltara la bomba del escándalo, había publicado una entrevista con la jefe de gabinete, Laura Sarabia, quien se proyectó como una mujer joven ambiciosa, que incluso manifestó sus deseos de ser presidente de Colombia.
A la “Zarina” se le atribuyen los supuestos éxitos del actual gobierno, pero a pesar de que ella misma dijo ser una mujer juiciosa y eficiente, el gobierno no arranca, carece de gobernabilidad y el país, según más del 70% de los colombianos en la última encuesta del Invamer, va por mal camino. Si es arquitecta de algo, es del desastre actual, a menos que pueda convencernos que podría haber sido mucho peor.
Lo sucedido con Sarabia, el escándalo y los delitos, puede también ser interpretado como un típico caso de falso positivo. La ambición por lograr resultados contundentes y rápidos hace que se pierda la brújula ética y moral y se termina actuando por fuera de lo permisible. En el caso de Vietnam y la doctrina McNamara o los falsos positivos colombianos se perdieron vidas inocentes. En el caso Sarabia se vulneraron los derechos fundamentales de dos empleadas, mujeres humildes por demás.
No albergo dudas que Sarabia llegó a ocupar el cargo de jefe de gabinete por su competencia técnica. Sin embargo, este no es el criterio más importante para un cargo de esta envergadura. La juventud y falta de experiencia son falencia grave en tiempos normales, lo son aún más en un gobierno con una agenda de cambio tan ambiciosa y radical. Tener criterio, tener compas moral y ético y haber vivido son criterios más relevantes e importantes. Una supersecretaria joven y sin experiencia fue lo que contrató Petro, y la falta de todo lo otro, fue lo que condujo al falso positivo.
Benedetti, cuyas andanzas son conocidas por la opinión pública, terminó siendo un tremendo actor de reparto, casi que co-protagonista. Me enfoco en la relación humana que hubo entre Sarabia y Benedetti. De un gran amor pasaron a un gran odio. Sarabia trabajó para Benedetti, y este último hasta la llamó hija.
Las relaciones humanas de por si son complicadas y lo son aún más cuando de poder y ambición se trata. Uno se imagina que no fue fácil para Benedetti, quien llevó a Sarabia hasta la cumbre, aceptar que ella, una joven sin experiencia, tuviera más influencia y poder que él, gallo jugado y veterano de la política. Es muy probable que Benedetti trató de mantener ese ascendente sobre su ex subordinada, una especie de chantaje moral, sin éxito. Pidió y no le dieron.
Es conocido en psicología el fenómeno de la ingratitud y resentimiento. Quien recibe ayuda muchas veces resiente a quien se la dio, y a la primera oportunidad se venga. Es probable que esto pesara mucho en el trato que Benedetti recibió de Sarabia. En la antigua China hay un evento histórico en el que el nuevo regente le cortó la cabeza a quien fuera su mentor y hechor, y cuando fue indagado al respecto contestó: no mato a un viejo amigo sino a un nuevo enemigo.
Esta trama palaciega de odios y amores y de ambiciones encontradas termina con la lacónica salida de ambos funcionarios por la puerta de atrás….y el país en llamas.