Escrito por:
Francisco Vásquez Atencio
Columna: Opinión
e-mail: francisco.vasquez.atencio75@gmail.com
Twitter: @franvasquez_06
Es preocupante cada día el costo de la vida y la subida de los artículos de primera necesidad no paran; según analistas económicos la escalada de precios en los alimentos como en servicios públicos siguen en aumento, también se ha visto impactado fuertemente al sector de restaurantes y hoteles, fue el segundo sector con una mayor variación porcentual del 18,25% en la vigencia anterior 2022, almorzar o cenar fuera de casa cada día se hace más costoso. El impacto se ve reflejado en los bolsillos que cada vez aguantan menos. Ir de compras a supermercados o tiendas de barrio supone llevar menos productos de lo habitual, o cambiarlos por marcas más económicas o de menor calidad.
A quienes más golpea la inflación es a los hogares de menos ingresos. Las familias en condiciones de pobreza soportaron una variación del 14,92% y las vulnerables, del 14,8%. Para los hogares de ingreso medio, el ajuste fue del 13,28% y para los de ingresos altos, del 11,52%. (fuente: Dane). Es una mala noticia en la medida que muestra que infortunadamente el proceso de inflación que arranca desde el año 2021 no ha tocado techo; además, que el principal reto económico para este año 2023 será el control de la inflación a través de la corrección de los balances macroeconómicos que se han visto en el país, especialmente, en los últimos tres años afirman expertos en la materia económica del país.
El peso de la inflación es uno de los desafíos económicos más importantes para el actual gobierno del presidente Gustavo Petro en el año 2023. Este aumento en la inflación no se detiene de la noche a la mañana; se necesitan medidas que pueden ser impopulares y/o atacando el foco de incremento como los son los alimentos o la canasta familiar. Seguir subiendo las tasas de interés no tiene sentido, especialmente y considerando que países desarrollados como Estados Unidos deja de subirlas.
A la crisis mundial de la inflación se suman variables internas como el alto déficit fiscal que por tercer año consecutivo cerró por encima del 7% en el año 2022 y un déficit en cuenta corriente que llega a niveles cercanos al 6% del PIB. Estos desbalances macroeconómicos están generando un aumento muy grande de la demanda y por eso la economía colombiana creció cerca del 8% el año anterior; pero justamente muy por encima de la capacidad de producción que ha generado unos aumentos de precios bastante altos y una dinámica de inflación distinta a la de los pares de la región que en los últimos meses del año 2022 han tenido una tendencia a la reducción de la inflación.
Este nuevo gobierno tiene una alternativa para detener la inflación según expertos es revisar todos los precios administrados por decisiones del Estado, empezando por los precios de los servicios públicos domiciliarios, de los energéticos, así como los combustibles, ya que todos están sujetos a una regulación que estaba diseñada para situaciones en las que no había tasas de inflación de dos dígitos, con esto se lograría desindexar para que las tarifas no se ajusten automáticamente con el IPC. Para revertir los ajustes de indexación que se hubieran hecho en los últimos meses, es decir, se debe modificar la regulación de las tarifas a través de los organismos técnicos como el Ministerio de Minas o la Comisión de regulación de Energía y Gas.
Por último, el gobierno actual va en busca de fortalecer la banca pública y aumentar la competencia en el sector financiero para lograr tasas de interés bajas en el sector productor de alimentos y la economía popular urbana en proceso de industrialización; por el bien de todos que esta aceleración tan marcada de la inflación tenga una estabilidad pronto.