Que los chinos hubieran sido sorprendidos espiando a los Estados Unidos con un globo aerostático, le llega a los chinos en un mal momento. Esta desventura tendrá consecuencias en las relaciones entre ambas naciones.
China necesita fortalecer sus lazos comerciales con Occidente y estaba, todavía está, haciendo esfuerzos para convencer a Occidente de que no hay razones para dejar de producir en China y que de hecho China es amigable con la empresa privada y abre los brazos a la inversión extranjera.
Aun fresco en la mente de Occidente las interrupciones en la cadena de suministros como consecuencias del cierre de la economía china debido al Covid, los esfuerzos por volver a estatizar la economía, la persecución de la empresa privada, y la persistente agresividad contra Taiwán, el descubrir que están espiando al mundo entero con su flota de globos aerostáticos inflama los temores y desconfianza que se tienen con el Dragón asiático.
La desbanda de compañías que buscan salir de China y reubicarse en otros países no se detendrá sino por el contrario se acelerará. A Occidente le queda claro que China es el enemigo número uno, y que no se puede creer el discurso engañoso que llama a la cooperación y que niega rotundamente las aspiraciones imperialistas. Es otro cuento chino.
Para Occidente es imperativo dejar de depender de China porque es de esta dependencia que China saca los recursos para financiar sus aspiraciones expansionistas y su aparato militar. Esta es una de las grandes diferencias con la Guerra Fría, ya que entre Occidente y la Unión Soviética no hubo estrechos lazos comerciales. Eran dos sistemas que operaban en paralelo. China es “socio” de Occidente y opera dentro del sistema comercial y financiero de Occidente.
Sabiendo todo esto, es desconcertante que muchos países en el mundo, incluyendo América Latina, por su odio hacia los Estados Unidos, se lancen en los brazos de China. Para algunos países, China es hoy su principal socio comercial, y esta lista en nuestro vecindario incluye a Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. Los productos que le venden incluyen soya, carne, litio y cobre.
Los chinos no se detienen en el solo intercambio comercial, ya que todos sabemos que con su iniciativa del Rust and Belt, han actuado como banca de desarrollo y han financiado, y muchas veces ejecutado por medio de sus compañías, megaproyectos de infraestructura. Si recuerdo bien, uno de estos proyectos en ejecución es un puerto marítimo en Perú. Sin embargo, mal le paga el diablo a quien bien le sirve y venderle el alma a los chinos es un pésimo negocio. Srilanka es uno de los tantos ejemplos, ya que los chinos después de haberles prestado, ahora se han apoderado de las obras y hoy por hoy controlan la economía de Srilanka. O en el caso de Venezuela que tiene que pagarles con petróleo.
Con el agravante de que los préstamos que hacen son difíciles de restructurar lo cual ha sido un dolor de cabeza para Srilanka que ahora trata de lograr un préstamo salvamento del FMI. La banca china no tiene esa flexibilidad y es difícil, casi imposible, renegociar deuda; los términos son inflexibles: O pagas o pagas o te lo quitamos. Hay que entender que esta supuesta “generosidad” por parte de China es parte de la estrategia expansionista e imperialista. China quiere controlar los recursos del mundo y así controlarlo.
El incidente del globo aerostático dejó sin argumentos a los defensores de China en el mundo desarrollado. Actuando prudentemente y sin prisas, la estrategia es debilitar a China en lo económico y prepararse militarmente para confrontarla cuando llegue el momento, que hoy es claro llegará más temprano que tarde. Es en el interés de la humanidad domar al Dragón.