Gallo de pelea

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Como era de esperarse, ya comienzan a sonar en el Magdalena algunos nombres para gobernación y alcaldías.  El año electoral promete ser movido y la pregunta del millón es si el pueblo magdalenense mantendrá en el poder a Fuerza Ciudadana.  

Reconozco mi inclinación por candidatos que sean empresarios reconocidos y prestantes.  Tengo varias razones de peso para pensar así.  

La primera y más importante es que un empresario acaudalado y con envidiable posición social, con casi toda seguridad no llegará a robar ni a tratar de ascender en la escala social con el productos de sus robos.  Es decir, no pertenece al arribismo plutócrata que tanto daño nos ha hecho y sigue haciendo.

Segundo, un empresario, sobre todo si es dueño de una multinacional que cubre diferentes actividades económicas, entiende las ruedas que mueven la economía y tiene conocimiento práctico de cómo gerenciar eficientemente racionalizando gastos y creando sinergias donde estas sean posibles.  Lo que hace mucha falta en el Magdalena.  Pocos empresarios en el Magdalena tienen este know-how.  

Tercero, por precisamente no tener que utilizar el poder político ni los recursos públicos para lograr sus ambiciones personales, sus preocupaciones son de orden colectivo.  Lo que le preocupa a un empresario de este perfil son temas como educación, seguridad, vías, conectividad, logística, atraer inversión, salud y demás. 

Cuarto, un gobernante con estas características tiene la posibilidad de rodearse bien y del mejor talento disponible.  Sería muy difícil decirle no a alguien que quiere hacer grandes cosas en beneficio de todos.  Incluso si uno no está convencido de colaborar desde lo público, el llamado a ayudar a construir crea una especie de deber moral al que hay que responder afirmativamente.   

Quinto, un empresario de estas características difícilmente tendrá la tentación de enquistarse en el poder, a diferencia de los que jamás han producido nada y son adictos a la ubre estatal, como es el caso actual.

Sexto, es casi seguro que el empresario atacará la corrupción con todas sus fuerzas.  El buen gobierno solo es posible con una burocracia idónea e integra. Solo así podrá llevar a buen puerto sus iniciativas. Los mejores planes e intenciones pueden torcerse por el camino en las manos siniestras de un empleado ignoto en el rincón más oscuro de una dependencia. Limpiar las telarañas de la corrupción es una tarea heroica pero que hay que hacer.  

Sus propios intereses particulares, aunados a los colectivos, lo obligan a pensar en términos estratégicos y a largo plazo.  Entre estos, disminuir la pobreza.  Solo los imbéciles creen que los ricos quieren pobreza.  La pobreza es el peor negocio para los ricos, y reducirla aumenta exponencialmente el rendimiento de sus inversiones y abre posibilidades.  Se esperaría que el empresario gobierne con programa, con una visión que sobreviva su paso por el gobierno. 

El peligro latente es que el empresario no esté a la altura y termine gobernando para favorecer sus empresas e intereses personales.  

El candidato empresario tendría el gran reto de convencer a los votantes que es el candidato de todos y no el de los de “antes”.  En otras palabras, tiene el reto de neutralizar la campaña de odio y división que tan exitosamente ha desplegado Fuerza Ciudadana en las últimas elecciones.  Derrotar la maquinaria de corrupción y desinformación de Fuerza Ciudadana será difícil, y ahora más que hay un presidente afín, el cual claramente no tiene escrúpulos a la hora de lograr sus objetivos.

Por el tamaño de este último reto y en aras de recuperar la viabilidad del departamento, hago un llamado a la unión, a respaldar a un solo candidato y a ser generosos con los recursos financieros y logísticos que serán necesarios para poner fin a la corrupción de Fuerza Ciudadana. ¡Unidos somos más!