Finalmente, resulta forzoso mencionar dos capítulos con los que el gobierno de Petro se ha comprometido desde la campaña electoral, con reconocida devoción, intitulados, “Colombia, potencia de vida”, el uno, y el proceso de transición energética, el otro, entendida la última como el conjunto de cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de la energía, para evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, causante principal del cambio climático, según los especialistas.
No hubiera sido válida la alusión comentada, si no es porque los temas están estrechamente enlazados con la dinámica de la política internacional del país para los próximos años.
Porque resulta imposible divorciar, tanto para efectos prácticos como metodológicos, el discurso de protección de la riqueza ecosistèmica con todos sus componentes, de los agentes públicos o privados, corporativos, ONGs etc., que inevitablemente fuera de las fronteras, deben participar en el proceso.
De ahí la enorme importancia que estas dos lecturas, como discurso programático, -a iniciativa del nuevo mandatario de los colombianos-, se incorporen en el diseño de una política exterior, que se aspira sea, sólida, coherente y abierta, de lo que carecieron los últimos gobiernos.
De la correlación de esas fuerzas, solo para citar una variante, surge la “economía circular”, que se identifica como la reparación, renovación y reciclaje de materiales y productos existentes, todas las veces como sea posible, generando un valor añadido, en la medida en que se extienda el ciclo de vida de los productos utilizados, en el objetivo final de avanzar hacia el restablecimiento del equilibrio productivo “entre la sociedad y el ambiente, con justicia social”. En una palabra, el cuidado , y la conservación de la “Casa Común”, de la cèlebre encíclica de Francisco de 2015 ( “Laudatio, sì”) , la cual tuvimos oportunidad de comentar en su momento en algunos medios nacionales (“Franciscus y la Casa Comùn I, II”. Josè Lòpez Hurtado. Proclama – Cauca - Valle 2015). Tema sin duda, para especialistas por lo que nuestro aporte resulta insignificante en este punto.
Alternativas estas, -las de protección del entorno- que intentan definir nuevos contornos en horizonte de progreso, diverso y respeto por la vida en todas sus manifestaciones, con la necesaria e inaplazable articulación de esfuerzos de la comunidad internacional.
El documento del Presidente Petro en las recientes sesiones de la ONU, es el “summum bonum” de ese pensamiento: “…Promoveremos dentro de la agenda exterior de Colombia, un gran frente americano de lucha contra el cambio climático, que incluye rescatar la selva Amazónica y fortalecerla como el gran pulmón de la humanidad”. Idónea herramienta esta, como la que más, para inaugurar una Nueva Diplomacia para la Paz, hipótesis que hemos planteado a lo largo de este estudio, que pretende simplemente ser un modesto pero aplicado ejercicio académico, el cual aspiramos sea examinado por las autoridades correspondientes.