Armagedón

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Los intentos de China y Rusia por redefinir el orden geopolítico han desencadenado tensiones mundiales y una guerra en Europa.  Las tensiones han subido a tal punto, que este mes tanto Rusia como La OTAN harán pruebas nucleares.  Este mostrar de dientes es supremamente delicado ya que el error de cálculo de una de las partes puede desencadenar un verdadero Armagedón.   

Un Putin nostálgico de la fallecida Unión Soviética y su poderío y que siente que Rusia no tiene el mismo reconocimiento ni importancia, lo llevaron a tomar decisiones equivocadas para conquistar ese espacio geopolítico perdido.  Una estrategia fallida que ha terminado teniendo el efecto contrario al buscado, y hoy Rusia es una nación paria y su líder es considerado un criminal de guerra.  

Rusia es un país de enorme extensión con grandes recursos naturales, sin embargo, es un país en vías de desarrollo.  Enormes reservas de petróleo y gas y una Europa timorata y adicta a estos recursos le hicieron creer que podía ejecutar su plan sin mayores consecuencias.  Gran equivocación.  Lo único que hace realmente de Rusia un jugador de importancia geopolítica son sus armas nucleares.  

Una campaña cuidadosamente orquestada por Rusia y China para exacerbar las fricciones socio-económicas y los miedos de los habitantes del mundo libre, y así debilitar a sus enemigos parecía había tenido éxito.  Por ejemplo, crearon terror con el calentamiento global que es lo que llevó a Europa, y a Biden en los Estados Unidos, a abandonar la seguridad energética dejando a sus ciudadanos muy vulnerables.  Putin creyó que podría chantajear a Europa.

Sin embargo, la historia pesa mucho.  La experiencia Hitler le enseñó al mundo que las aspiraciones expansionistas de los dictadores deben ser detenidas con firmeza, aunque el precio a pagar sean grandes sacrificios.   Putin creyó que las fricciones entre las democracias occidentales, y entre ciudadanos dentro de cada país, no permitiría la creación de un frente común y una respuesta unificada a sus pretensiones. Tanto Putin como Xi creen en la superioridad de los regímenes autoritarios sobre las democracias.  Putin no entendió el enorme poder de los valores fundamentales compartidos de las democracias occidentales, y que cuando esos valores y principios son  invocados son capaces de crear un frente común y una determinación que es muy superior a la de cualquier régimen autoritario. 

La invasión de Ucrania fue una enorme equivocación que le ha salido costosísima al Kremlin.  Perdió a Europa como cliente para sus hidrocarburos, hizo despertar a la OTAN y a Occidente, dejó en evidencia la incapacidad militar en términos convencionales, y las sanciones económicas han destruido la economía rusa causándole dolor al pueblo.  Protestas internas hacen pensar que el poder de control sobre la población es cada vez menor y crece el descontento interno.  Putin se limita a eliminar físicamente a quien se le atraviesa, pero no es descartable e incluso creo que es muy probable, que la caída de Putin venga de manos “amigas”.  Algunos expertos piensan que el momento en que Putin se atreva a pedir usar armas nucleares, será el momento de su caída. 

La anécdota de la rata acorralada contada por el mismo Putin da luces sobre cuál sería el momento en que pediría usar armas nucleares: cuando se sienta acorralado.  Por esto Occidente ha sido cuidadoso en su estrategia, siempre dejándole abierta una puerta de escape.

Se acerca el invierno, e históricamente las guerras entran en pausa por las dificultades de operar en clima extremo.  Ojalá la sensatez prevalezca y Putin entienda que utilizar armas nucleares tácticas o estratégicas es un punto de no retorno para la humanidad.  Ojalá Putin concluya su aventura imperialista antes de la entrada del invierno.



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