La realidad de las energías renovables

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La semana pasada el gobernador de California, uno de los estados que le apuesta fuertemente a la transición a energías renovables, se vio en la bochornosa necesidad de pedirle a los dueños de carros eléctricos que no los cargaran para evitar el apagón; esto a solo unos días de anunciar que a partir del 2035 no se venderán más carros a gasolina en California.  Al momento de escribir esta columna todavía recibo mensajes de textos diarios pidiéndome disminuir el uso de energía entre las cuatro y las nueve de la noche por la misma razón.  

Es deseable para la humanidad hacer la transición a fuentes de energías limpias y más amigables con el ambiente, y esto independientemente del terror creado por los ambientalistas.  Esta ha sido la tendencia desde hace varias décadas.  El terror por el calentamiento global, hoy se sabe Rusia estuvo detrás de una efectiva campaña para asustar a los europeos y llevarlos a una dependencia energética de Rusia con claros intereses geopolíticos que hoy se ventilan en un escenario de guerra, sanciones económicas y demás.   

Sobre el tema de las energías renovables hay muchos mitos y se desconoce groseramente la realidad.  Muchos creen que es un asunto de soplar y hacer botella, como, por ejemplo, el pintoresco gobernador caribe que no fue capaz de darle agua potable a su ciudad pero que en respuesta al incremento de casi el 50% en las tarifas de energía en Santa Marta propone algo que todavía está en el campo de la ciencia ficción.    

Los retos de la transición a energía renovables son enormes.  Para comenzar, a diferencia de lo que sucede en residencias con paneles solares, la energía que es producida por fuentes renovables, eólica, solar, etc, debe consumirse cuando es producida.  En las residencias es posible tener baterías para guardar lo que no se consuma, pero esto no es posible hoy en gran escala.

Las energías renovables no son confiables.  A veces no sopla viento o no hay sol, pero la demanda por energía no cesa, entonces nos guste o no, se utiliza energías fósiles para mantener el flujo de electricidad.  Por ejemplo, en los Estados Unidos, la electricidad para cargar los carros eléctricos en casi un 80% proviene de fuentes fósiles, y solo un 10 de renovables.  

Otro aspecto es que la cantidad de tierra y equipos que demandan las energías renovables es ridícula e impensable hoy en gran escala.  Piénsese en una granja solar o turbinas de viento.  Para producir lo que produce una sola turbina a gas de tamaño mediano, se necesitan cerca de 49 turbinas de viento.  Con las granjas solares estaríamos hablando de extensiones de tierra inmensas.  Ni que decir del reto ecológico que plantea reciclar o deshacerse de los paneles solares, baterías y demás que han agotado su vida útil.  

En síntesis, los costos y la tecnología, entre otros, hacen imposible una verdadera transición energética a renovables.  Es un proceso que tomará largo tiempo.  El presidente de Isa mencionaba por estos días la red de conexión eléctrica.  Decía que tener una granja solar en la Guajira –sitio idóneo- y llevar la energía a Bogotá no tiene mucho sentido.

Así las cosas y aterrizado el gobernador de marras, la solución a los altos costos de energía en el Caribe colombiano debe encontrarse en otro lado.   La competitividad de la región se ve afectada gravemente por este fenómeno y por esto es lícito exigir una solución definitiva.  Por el calor se demanda mucha más energía que en otras zonas del país.  La solución es energías abundantes y baratas o de lo contrario nuestro desarrollo regional seguirá secuestrado.  

Los prejuicios del actual mandatario se atraviesan como vaca muerta, y por esto dudo de la real voluntad política para resolver el problema energético en el Caribe.  Tenemos que ver que hacemos.



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