Le salió competencia a Epa Colombia

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El doctor Mehrabian afirmó que en la comunicación humana el lenguaje corporal representa el 55% de lo que se comunica.  Es decir, que quien recibe un mensaje le da más importancia al lenguaje del cuerpo que a las palabras.  Aunque muchos difieren en el porcentaje, pocos se atreven a discutir el predominio del lenguaje corporal sobre los otros componentes de la comunicación.  La comunicación efectiva es aquella en la cual el lenguaje verbal y no verbal están sincronizados.

El ambiente y el contexto encajan dentro del lenguaje no verbal y los seres humanos interpretamos el ambiente que nos rodea para sacar conclusiones y actuar.  Esta fue la base del experimento de la Ventana Rota, al cual he hecho referencia en alguna columna anterior, y que demostró que ciertas señales, una ventana rota, desencadenan vandalismo porque esa ventana rota les dice a los bandidos que no hay autoridad.

La teoría de la Ventana Rota explica la espiral de violencia en que se ha sumido Colombia desde que Petro asumió la presidencia.  Desde que Petro es presidente ha roto tantas ventanas como ha podido enviando un elocuente mensaje a los delincuentes, quienes ahora se sienten empoderados y actúan en consecuencia.  Las acciones de Petro están en perfecta sintonía con lo dicho por él en campaña.  

¿Cuáles ventanas rotas se estarán preguntando?  Para comenzar, un gabinete que deja mucho que desear.  Un canciller que era apodado el canciller de las Farc, y cuya defensa de Santrich deja poca duda sobre el asunto.  Un ministro de defensa que es enemigo de las fuerzas armadas, ministra de minas enemiga de los hidrocarburos de los cuales vivimos, un ministro de hacienda y una de agricultura enemigos de la empresa privada, y la tapa, un ministro del interior que invita a presionar indebidamente al congreso con marchas para que aprueben la reforma tributaria.  Personajes cuestionados como Benedetti son premiados con embajadas.

Seguimos con la no condena a Nicaragua en la OEA y el restablecimiento de relaciones con Venezuela, lo que es una espaldarazo incomprensible a dos violadores de derechos humanos.  El intento por desmontar el Esmad y prohibir el porte legal de armas; y la ventana rota más escandalosa es el descabezamiento de las fuerzas armadas llamando a retiro a setenta altos mandos, quitándole así importante capacidad operativa a las mismas y desmoralizando a las tropas.  Por cierto, nadie ha citado a debate al ministro de defensa a que le explique al país este despropósito.  La cereza del pastel fue la no extradición.

Y que tal una ministra de agricultura que con su propuesta de reforma agraria dio lugar a invasión de tierras, haciendo pensar a los invasores que las vías de hecho están bien y que era el final de la propiedad privada.  Ante los hechos el gobierno emitió una fuerte condena de boca para afuera que nadie le creyó.

Consecuencia de todas estas ventanas rotas, mientras el gobierno habla de paz total, el país ha caído en una espiral de violencia impresionante que incluye masacres; pero además ha llevado a que muchos comiencen a pensar que es necesario que los ciudadanos nos armemos para poder defendernos de los delincuentes, tal como lo propuso José Félix Lafaurie.  Justo recordar que el derecho a la legítima defensa es un derecho constitucional.  Tal parece que las ventanas rotas de Petro han sido suficientes para que en Colombia se esté escribiendo con sangre un inédito y aterrador nuevo capítulo de violencia.

Mucho me temo que Petro está empujando al país a una situación de violencia mucho más compleja que el paramilitarismo y de consecuencias imprevisibles.  Si no logramos detenerlo, nos empujará a una guerra civil.  

Tenemos muchas razones para salir a marchar el 26 de septiembre.



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