Acabar con la empresa privada

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Buena Vista Social Club le dio la vuelta al mundo con sus éxitos musicales y rescató del anonimato a viejas glorias de la música cubana.  Ibrahim Ferrer grabó Dos Gardenias, una canción que conocemos muchos colombianos.  Antes de ser redescubierto, Ibrahim Ferrer había abandonado la música totalmente y pasaba sus días de vejez como lustra botas.  Bajo los logros de la revolución cubana daba lo mismo ser lustra botas que cantante e Ibrahim optó por la línea del menor esfuerzo.  Al final recibía lo mismo del gobierno.  

El gran problema de los regímenes que imponen la igualdad a la fuerza, expropian y abolen la propiedad privada es que asesinan la creatividad y el espíritu empresarial y las ganas de ser exitoso.  La gente pierde la motivación para ser mejor porque es un camino a ningún lado, y lleva a que la gente haga su menor esfuerzo. 

Como decían en la difunta Unión Soviética: nosotros fingíamos trabajar y el gobierno fingía pagarnos.  

El gobierno Petro con su obsesión de imponer la igualdad claramente ve a los empresarios como enemigos y opresores del pueblo, y por consiguiente está haciendo todo lo posible para hacer la actividad empresarial inviable. 

Subiendo los impuestos mina la rentabilidad y por consiguiente lleva a que los empresarios eventualmente consideren que no vale la pena tanto esfuerzo por tan poco. 

En la segunda fase, el estado se apropia de las empresas que comprará a precio de quemazón hasta que el estado tenga todo el control del aparato productivo del país.  Las políticas del gobierno Petro van encaminadas a desestimular la empresa y la actividad privada.

Si realmente el gobierno Petro quisiera crear empleos con el sistema que hoy tenemos, no estaría atacando el raquítico tejido empresarial existente. 

Porque es que los ricos y empresarios de Colombia son pobres comparados con los ricos del mundo desarrollado.

La tragedia del país no es que tenga unos poquitos ricos sino que no tiene suficientes ricos ni suficientes empresas. 

La lógica y la experiencia indican que la solución es estimular la creación de empresas y la actividad privada y no matarla con más impuestos y poniéndole trabas. 

La experiencia del socialismo ha demostrado hasta la saciedad que la economía centralmente planificada y manejada es incapaz de sustituir a la empresa y la iniciativa privada. 

El estado empresario solo trae miseria.

En este orden de ideas, rechazo tajantemente la andanada de impuestos que el gobierno Petro quiere imponerles a los empresarios en el proyecto de Reforma Tributaria. 

Es nefasta y le quitaría dinamismo a la economía y afectaría la creación de nuevos empleos a cambio de nada.  Se le quita un dólar a un empresario que tiene la capacidad de invertirlo y multiplicarlo para mal gastarlo en subsidios inocuos.  Ningún país puede progresar cuando le quita recursos a los que producen para regalárselos a los que no producen.  

Además, por mucho tiempo la izquierda nos dijo que no había necesidad de una reforma tributaria porque los corruptos se robaban cincuenta billones de pesos al año y era cuestión de meterlos en cintura. ¿Qué cambió?  Lo que cambió es que los corruptos que se roban los cincuenta billones de pesos anuales ahora son socios de Petro y compañía.  Entonces ahora salen con el cuento de que hace falta una reforma tributaria.

Todos sabemos que es cierto que los corruptos desangran al erario público; no sé si en la magnitud escandalosa que dice la izquierda. 

Es cierto también que hay que hacer una reforma tributaria, pero no una que mate la gallina de los huevos de oro.

Un gobierno que acaba de llegar todavía no ha hecho la tarea y no entiende donde están los huecos ni como taparlos.  Racionalizar gastos sería un buen comienzo. 

Pero al paso que vamos, este parece será un gobierno que se quedará en símbolos.  El gobierno tilín tilín.