La Ley del Talión

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Las canas de vez en cuando nos advertían que lo que mal comienza mal termina. Ahora que soy yo el de las canas, sé que es cierto. Soy muy pesimista sobre el futuro inmediato del país. Cuando se llega a la presidencia con campaña sucia y calumniando y asesinando moralmente al opositor y rodeado de hampones, nada bueno puede salir de este pacto delincuencial.

El gabinete hasta el momento conocido y otros nombramientos, nos hacen pensar que no pasará mucho tiempo antes de que comience el caos y la turbulencia en la era Petro. Cuando se está a punto de entrar en una enorme tempestad o de aventurarse en territorio desconocido, uno se rodea del mejor y más experimentado equipo disponible. Por ejemplo, ¿qué hace una indígena arhuaca en la ONU? Llamará la atención por su atuendo un par de días, alguno se tomará un selfie, y después se llenará de moho en una oficina en Nueva York. ¿Para qué le sirve esto al país?

El problema que tienen los megalómanos acomplejados es creer que el destino del mundo depende de ellos. Se creen líderes capaces de alterar el rumbo de la historia del mundo. En esta categoría de sátrapas bananeros están Fidel y Chávez, y Petro está haciendo curso. Una arhuaca en la ONU debería ser suficiente para…nadie sabe para qué. La justificación solo existe en la mente calenturienta de Petro.

En síntesis, estos nombramientos de arranque hacen pensar que la explosión controlada de la que habló el inefable Alejandro Gaviria queda en entredicho. Muchos de esos nombramientos no aguantan el año. Me preocupa y me alegra a la vez esta coyuntura. Me preocupa por las consecuencias de este arranque fallido, y me alegra porque deseo de todo corazón que a Petro le vaya muy mal porque si a Petro le va muy bien, es el fin de la democracia y de las libertades. No estoy interesado en falsas cortesías y soy honesto.

La despedida que el entrante congreso le hizo al presidente Duque demuestra que las barras bravas están envalentonadas y dispuestas a imponerse como sea. Petro desconoció la victoria de Duque y le saboteó todo el gobierno, incluso en medio de la pandemia, a pesar de que Duque le ganó por más de dos millones de votos.

Claro, ahora Petro, quien ganó con una diferencia de 700 mil votos, quiere que nadie lo incomode, pero no señores. Precisamente este es el momento de entorpecer, torpedear, protestar y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que Petro fracase. Oposición razonada donde sea posible, pero tenemos que tener el coraje de salir a las calles a defender la democracia y las libertades cuando las circunstancias lo ameriten, y mejor hacerlo más temprano que tarde. Desde el primero hasta el último día del gobierno Petro. El árbol se arranca más fácil apenas germinada la semilla. Si se consolida el gobierno Petro, será difícil deshacerse de él. Hay que darle a probar a Petro de su propia medicina. Es preferible vivir cuatro años turbulentos a sesenta años de serena esclavitud.

Como no hay un liderazgo claro en la oposición, y como es hoy claro que no podemos contar con que los flamantes recién posesionados representantes del pueblo tutelarán nuestros intereses, nos toca a los ciudadanos comunes y silvestres ejercerla. Es un compromiso con la historia y con las futuras generaciones.

Como lo hizo Petro en su momento, ahora nos toca a nosotros gobernar desde las calles y haciendo uso de nuestro derecho constitucional a la pacifica protesta. Alistémonos a salir a protestar la reforma tributaria apenas la presenten y a no desistir hasta que la retiren. Si incendiaron el país por 23 billones, con mucha más razón por 50 billones. Solo que esta vez no destruiremos nada.


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