Edificios insólitos en Bogotá

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Hernando Pacific Gnecco

Hernando Pacific Gnecco

Columna: Coloquios y Apostillas

e-mail: hernando_pacific@hotmail.com



La capital colombiana cuenta con notables edificaciones, bellísimas e imponentes. Aparecen desde construcciones coloniales muy bien conservadas hasta rascacielos soberbios, pasando por portentosas edificaciones de Art Nouveau y Art Decó, además de las evidentes influencias europeas neoclásicas y republicanas, notorias en algunos sectores de la ciudad. Ciertos lugares de Bogotá semejan a las barriadas londinenses; el clima y los viajeros cachacos fueron factor fundamental para que las tradicionales costumbres británicas se arraigaran en la Bogotá de antaño.

Le Corbusier, quien colaboró en la planeación de Brasilia, proyectó “Una utopía llamada Bogotá”. Después del “bogotazo”, el arquitecto suizo planteó la necesidad de reconstruir a la capital y expandirla con urbanismo moderno, convivencia de naturaleza y ciudad. Los planes del urbanista nunca se desarrollaron como se planeó. La ciudad experimenta una rápida expansión mal planificada que se ha tratado de corregir con éxito relativo. No obstante, hay un modelo de reconciliación de la ciudad y sus más de 8 millones de habitantes con su entorno, no siempre afortunado. En medio de ello, han surgido edificaciones de características disímiles por su tamaño, impacto urbanístico y estética, algunas bastante curiosas. Un youtubero capitalino, Diego Andariego, se puso en la tarea de encontrar algunas.

Casa Quinta, en el sector de los mobiliarios, es un edificio de seis pisos con una fachada en madera maciza que representa un cajonero gigante; fue la respuesta al plagio de su enorme silla de madera por parte de algunos competidores. Posee la capital uno de los jardines verticales más grandes: 3100 m2 en la fachada de un edificio residencial en el norte de la capital. En el mismo sector, un iraní residenciado en Colombia desde hace dos décadas construyó su almacén de tapetes con diseño y materiales de su país, a modo de un santuario persa. En Usme, al sur de la ciudad, hay una casa llamada “la chuequita” que se inspiró en un helado derretido, muy parecida a la “casa torcida” de Sopot, Polonia. Es una heladería, y su interior es tan encorvado como el exterior.

Fontibón, un antiguo municipio hoy anexo a Bogotá, aloja una réplica a pequeña escala del Vaticano con hermosa historia de amor filial. Cuentan que José Ignacio Castillo, un pintor de arte religioso, la erigió como un tributo a su madre María Teresa Cervantes, quien murió sin haber cumplido su anhelo de conocer el Vaticano. Se observa allí la réplica de la plaza de San Pedro con la respectiva basílica y su cúpula, también con frescos, no tan majestuosos como los de la Capilla Sixtina; abandonada durante algún tiempo, hoy recuperada es lugar de culto religioso. Hay varios castillos en la ciudad: son famosos los del Mono Osorio y el de Lorenzo Marroquín, pero también existen el de La Magdala, estos al norte, y el de Villa Julia, al sur, hoy casi abandonado. Pero en el sur hay una casa castillo de fachada en piedra, con interesantes detalles decorativos en su frontis y sus balcones.

Cerca de Unicentro se encuentra un conjunto de edificaciones circulares parecidas a platillos voladores, que rememora las casas ovni de Sanzhi, en China, complejo vacacional que nunca tuvo éxito, posteriormente abandonado y demolido. Las leyendas urbanas bogotanas mencionan distintos propietarios de la edificación, algunos cuestionados; fue objeto de extinción de dominio y convertida en una fundación para rehabilitar niños discapacitados. Allí ocurrió una tragedia escalofriante; en un incendio murieron 6 niños y 2 adolescentes. Entre el recuerdo de ese drama, el elevado precio y los presuntos titulares anteriores, no hay ofertas de compra por la propiedad.

Al suroccidente de la capital está la casa de Tarzán levantada sobre un árbol, propiedad comunitaria del barrio. A un lado, a la misma altura, tiene una casa para los pájaros. Por cierto, en Santa Marta se registran simpáticas edificaciones: la batea, la tres puntá, la pared y un platillo volador, entre otras construcciones de particular diseño.