Elecciones, democracia y paz

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Eduardo Verano de la Rosa

Eduardo Verano de la Rosa

Columna: Opinión

e-mail: veranodelarosa@hotmail.com



En plena recta final del debate electoral para la Presidencial de la República, se hace necesario recordar que se está en presencia de una institución democrática en un Estado legislativo de Derecho. La elección presidencial es un instrumento de la democracia para cambiar de gobierno o ratificar políticas de gobierno eligiendo a un Presidente de la República. Por ser un instrumento de la democracia, la elección está gobernada por las reglas jurídicas y los fines de la democracia.

El fin de la democracia y del Estado Legislativo de Derecho no es otro que la paz y la garantía de los derechos humanos en una república. En consecuencia, las elecciones son un instrumento de paz y para la paz, y el deber de todas las autoridades es garantizar un ambiente de paz, pluralismo y tolerancia. Los participantes en el debate electoral deben respetar las reglas de convivencia – las reglas jurídicas, éticas y políticas. Las elecciones muestran el grado de madurez política de una sociedad y el comportamiento electoral son la prueba.

Las elecciones no son una guerra. No lo pueden ser, es inconcebible, todo está instituido con la finalidad de constituir el gobierno para la paz de todos, no de una facción. El elegido no solo es la primera autoridad administrativa nacional, sino que representa la unidad del Estado y de la República y debe gobernar, en nombre, representación y en defensa de todos. Insisto, no es una guerra, en la democracia no es admisible la violencia como política.

La democracia es lo contrario a la violencia, lo enseñan los doctrinantes del derecho, la ciencia política y las filosofías y otras áreas del conocimiento. Karl Popper en “Después de la sociedad abierta” nos dice: “La sociedad puede ser más madura, evolucionada y abierta en una democracia que en otra. Lo buena o mala que sea dependerá de varios factores: de su historia anterior, de sus tradiciones, de sus instituciones políticas, de sus métodos educativos y, de los seres humanos que dan vida a estas instituciones”.

El problema descansa en la calidad de las instituciones y de los seres humanos que habitan una república, como dice Popper. Ya Homero en la Odisea se refirió a la calidad de los seres humanos como fundamento de una pacífica convivencia en varias partes de los cantos, como en la llegada al País de los Feacios al decir: “-¡Ay de mí! ¿Qué hombres han de habitar esta tierra a la que he llegado? ¿Serán violentos, salvajes e injustos, y hospitalarios y temerosos de los dioses?”. Son el pilar de la democracia.

Popper, agrega: “Las personas viven en una democracia si existen instituciones que les permiten echar a sus gobiernos sin tener que recurrir al uso de medios violentos; en otras palabras, sin derribarlos a tiros. Esta es la característica de una democracia”. La democracia es una forma de gobierno que se instituye en la paz y para la paz y los gobiernos deben ser construidos en paz y para la paz. Por lo que en esta elección presidencial la paz debe ser garantizada. El resultado de la elección debe ser respetado.

En las elecciones se debe proscribir la violencia y el irrespeto de las instituciones y las reglas de juego y el resultado debe ser obedecido en paz y el gobierno y los partidos políticos y sus candidatos presidenciales deben estar dispuestos a obedecer en paz. Las fuerzas armadas con espíritu civilista deben garantizar un debate electoral en paz y que el resultado electoral sea aceptado en paz por la ciudadanía. La democracia, el Estado legislativo de derecho y las elecciones presidenciales al servicio de la paz, no puede ser de otra manera. Popper y Homero nos enseñan la ruta.