El interrogante que sirve de título a la presente columna lo ha formulado el autor de La misma en notas anteriores. Y la seguirá planteando mientras Dios le dispense luz en el magín y vitalidad psico-física. Con tozudez quijotesca digna de hilaridad para timoratos que navegan en la cresta de la indolencia ciudadana y miran con displicencia las necesidades colectivas.
Corredor vial que fue intervenido en la década de los 90 del siglo pasado con el propósito de ampliarle sus especificaciones y algo se logró; su actual caracterización física es de una sola carpeta de rodaje en asfalto, con dos carriles, circulación en ambos sentidos, bien mantenida. El flujo vehicular es intenso, el recorrido se torna peligroso, incómodo y dilatado en el tiempo. Se necesita, con urgencia, la construcción de la segunda calzada.
Las razones de esa premura son evidentes. No obstante que el segmento por cuya ejecución venimos abogando insistentemente se encuentra ubicado íntegramente en suelo del Departamento del Magdalena, su importancia es de índole nacional e internacional, porque interconecta el tráfico automotor que se desplaza del interior del país pasando por Barranquilla hasta empalmar con la troncal de Oriente en Ciénaga, abriendo opciones varias: una, de retornar al interior por la misma carretera o regresando por la troncal de Oriente, hacia la zona bananera, Fundación, Bucaramanga; otra, ingresar a Santa Marta, la Guajira y el Cesar con posibilidades de pasar a Venezuela.
Se trata, pues, de una carretera de significación nacional y, por consiguiente, debe ser atendida con dineros del Estado, máxime cuando ni el Departamento del Magdalena ni el Municipio de Ciénaga tienen capacidad presupuestal para asumir tan oneroso compromiso. El gobierno nacional así lo ha entendido. Por eso, causa satisfacción que en días recientes haya sido adjudicada la licitación para la construcción de los tres viaductos que le darán solución al problema que afecta a los kilómetros 19, 28 y 59 por causa de la erosión costera. La inversión será de setecientos mil millones de pesos.
Obra importantísima que se ha debido acometer mucho antes, para evitarle al erario exacciones grandes tratando de proteger la vía mediante malecones empedrados, costosos e impotentes para contener la fuerza del oleaje. Pueda ser que los tres viaductos sean construidos dentro de los estrictos plazos establecidos en los pliegos licitatorios. E igualmente deseable es que se concrete en realidad de corto término el inicio de la segunda calzada entre Ciénaga y Barranquilla, como de modo enfático lo expresó el senador Antonio Zabaraín con motivo de la adjudicación de la licitación de los viaductos.
Ojalá que el mismo optimismo y la misma decisión invada el ánimo de los demás parlamentarios del Atlántico y del Magdalena en particular, y del bloque de congresistas costeños en general, para conseguir que el gobierno central le dé prioridad a la construcción de ese tramo de vía que tanto demanda la región Caribe, que ha estado en las propuestas de muchos presidentes de la República en campaña, y que de manera inexplicable se ha venido postergando sucesivamente, con la aquiescencia de una comunidad aletargada, paciente e indiferente. Y con la incuria e ineficacia de una representación sin talante, liderazgo, personalidad, competencia y poco o nada comprometida en la defensa e impulso de los planes y programas que verdaderamente satisfagan las afugias de las gentes de la comarca y de la región.