Trabajemos en la hoja de ruta

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Leí con interés las declaraciones de Camilo George, director de Pro Santa Marta, a la periodista Caroline Bernier de la casa editorial EL INFORMADOR. El título de la nota por sí solo preocupa: Más de la mitad de los samarios son pobres.
George da unas estadísticas que constatan la realidad palpable de la ciudad. Yo resumo esas estadísticas con una conclusión de Perogrullo, que no es otra que Santa Marta es una bomba de tiempo. La pregunta es cómo desactivarla.

George sugiere un recetario genérico conocido y repetido ene mil veces, pero que pocos saben cómo implementar. Saber que alguien está teniendo un infarto y que necesita una operación, no equivale a tener las habilidades del cirujano cardiovascular que es el que tiene el know how para tratar al infartado.
Coincido con la apreciación de George de que la solución exige la participación y coordinación entre el gobierno local y central, el sector educativo, el sector privado y la comunidad.

Para que una ciudad sea competitiva varias cosas deben suceder. Algunas pertenecen al gobierno local y otras al nacional y a los grandes inversionistas. Comencemos por la infraestructura. Para que Santa Marta sea atractiva a la inversión, necesita tener una infraestructura óptima: agua potable, alcantarillado, vías, conectividad, entre otras.
Un cuello de botella enorme para la industrialización de la Costa Atlántica son los altos costos de la energía. Se necesita una solución regional concertada con el gobierno nacional porque se necesita un megaproyecto. Me parece que la solución son las plantas modulares nucleares, las cuales producen energía limpia, barata, y son seguras. Las fuentes naturales de energía no son confiables.

Otro aspecto es la competitividad del capital humano. George está en lo cierto en que se necesita una revolución en la educación. Mediante la adquisición de conocimientos y competencias podemos crear ventajas competitivas que son muy diferentes a las ventajas comparativas; ejemplos de las segundas son mar, clima y ubicación. Las ventajas comparativas nos dan un potencial turístico; las ventajas competitivas nos hacen lo que queramos. La economía de Santa Marta debe diversificarse y lo que hay que buscar es la armónica coexistencia de las ventajas comparativas y las competitivas. El problema de la pobreza en Santa Marta solo puede resolverse con industrias.

La transformación de la economía samaria es a largo plazo y lentamente. Lo primero es entender qué tipo de economía es posible con el talento humano que se forma en la ciudad, y es claro que el talento humano que se está formando tiene competencias irrelevantes o sobre ofertadas. Esta es gran parte de nuestra tragedia. George está en lo correcto al decir que debemos formar mucho más técnicos y tecnólogos, pero esto no puede dejarse al acaso, sino que debe consultarse con el sector empresarial y las tendencias mundiales.

El reto es cómo le vamos agregando valor a la economía samaria mientras se va dando la transición a una economía con mayor valor agregado. Es decir, que las oportunidades que se creen puedan ser soportadas por el talento humano disponible. Sucedió en Reficar que se necesitaban soldadores muy especializados y no los había en Colombia y en algún momento se pensó en importarlos del Perú. La meta es crear oportunidades para los locales y no para los de afuera. El crecimiento empresarial e industrial exitoso de la ciudad depende del talento humano disponible; son interdependientes. Se requiere un verdadero acto de equilibrista porque se trabajaban distintos frentes coetáneamente.

La invitación de George al sector público me parece oportuna. Sin embargo, hagamos la acotación de que se debe invitar principalmente a los que tienen el know how para no caer en la trampa de acuerdos inoperantes. Abramos mesas temáticas permanentes de trabajo para diseñar la hoja de ruta.