De Petro a Boric hay mucho trecho

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Petro lloró con la victoria de Boric en Chile, y cree que es un presagio de lo que acontecerá en Colombia en 2022. La futurología es un arte desagradecida y es imposible predecir certeramente que decidirá el pueblo colombiano en el próximo ciclo electoral. Afortunadamente, la historia es mucho más agradecida y de ella y del presente podemos echar mano para hacer paralelos y resaltar diferencias entre Chile y Colombia y entre Boric y Petro.
Aunque Boric ganó claramente, está lejos de haber recibido un mandato claro como aseguran los clichés. Ganó con el 55.87% de los votos, pero la abstención fue del 53%. Es decir, de los 15 millones de chilenos habilitados para votar, solo votaron un poco más de 7 millones y por Boric votaron unos 3.8 millones de personas. O sea, Boric fue elegido con el respaldo del 26% de los posibles votantes.

El segundo aspecto es que en Chile se creía estar eligiendo entre dos extremos. En Colombia hay un centro, y la mala noticia para Petro es que él representa uno de los extremos. Boric tuvo que moverse al centro para lograr ganar. Maroma que no puede hacer Petro porque los colombianos lo conocemos.

Chile era el país de mostrar de la región por su solidez económica. Solidez heredada de Pinochet y que permitió creer que Chile era un país suficientemente maduro política y económicamente para elegir un presidente de izquierda, tal como sucedió con Bachelet, y comenzaron las desgracias de Chile. Pero lo de resaltar aquí es que la izquierda no es ajena a la política chilena, y mal que bien, la experiencia, aunque inició el declive del país, no lo destruyó. En Colombia no hemos tenido un presidente de izquierda propiamente dicho, y los referentes que vienen en mente cuando se piensa en izquierda son Venezuela, Cuba y semejantes. Esto último es así porque el socialismo colombiano actual es históricamente hijo del cubano, mientras que el de Chile es una versión doméstica. Esto para decir que no hay nada que haga pensar que el grueso de los colombianos está dispuesto a jugársela por lo desconocido conocido.

Ahora, si comparamos a Boric con Petro, las diferencias son abismales. Para comenzar, Boric es un mozalbete de 35 años, mientras que Petro es un vejancón. Por su edad, Boric solo ha tenido tiempo de orinarse los pañales, y por esto tiene una hoja de vida limpia. La hoja de vida de Petro incluye prontuario y manchas de sangre; es más limpia una fosa séptica.
A Boric nadie puede atribuirle ni componendas ni amistades con lo peor del vecindario: los Castros, Chávez y Maduro, Ortega, Evo, y similares. De hecho, ha rechazado tajantemente esos modelos y dice que es un socialista moderno. Petro por su parte es reconocido admirador y cómplice de los mencionados sátrapas. Petro representa al socialismo fracasado, y Boric…ya veremos.

Otro detalle, Boric pasó de agitador estudiantil a miembro de cuerpos legislativos; o sea, no ha gobernado nunca. En contraste, Petro en su experiencia como alcalde Bogotá, el segundo cargo ejecutivo más importante del país, dejó la ciudad en ruinas. Con Petro hay certeza sobre lo que le esperaría a Colombia, mientras que Chile hoy vive en la incertidumbre porque no saben realmente quien es ni que piensa Boric. Es predecible que Boric resulte siendo un paquete chileno porque ganar es lo de menos; gobernar bien es el reto real.
Pienso que, si las opciones de centro hacen bien su tarea, Petro no debería pasar a segunda vuelta. Es en el centro donde hay figuras más semejantes a Boric que Petro. Al final, el presagio de Petro podría darse, pero no como él se lo imagina.