Populismo concertado

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



En la agonía final de su gobierno, Duque decidió apostarle al populismo. Comenzó por resaltar que el crecimiento de la economía colombiana de 13.2%% de julio a septiembre era el segundo más alto en la región y uno de los más altos del mundo. Lo presentó como un logro histórico, cuando la realidad es que la economía creció tanto en 2021 porque está saliendo de una caída libre. Por ejemplo, cuando se pasó de vender 100 a 1, y luego se pasa de 1 a 2, entonces parece que el crecimiento es asombroso, pero solo cuando se le compara con 1. Cuando se compara con 100, la foto es diferente, y esta es la que Duque no le presentó al país.

Ahora vuelve a hacer lo mismo con el acuerdo sobre el salario mínimo de 10.07%. Dice que es el mayor incremento real salarial en décadas. Se superó la barrera psicológica del millón de pesos. Nuevamente, se presenta solo la parte bonita del cuento y se omite la fea.

La fijación del salario mínimo debe hacerse conforme a criterios técnicos, como sensatamente lo recordó Fedesarrollo, aunque fue desoída. La justificación de los gremios, las centrales obreras y el gobierno es que se hizo para ayudar en la recuperación de la capacidad adquisitiva de los hogares, y consecuentemente la recuperación económica. Inyectarle liquidez a la economía es solo una parte de la ecuación y es solo eficaz bajo ciertas condiciones. La mesa de concertación ignoró completamente los factores que determinan el éxito o fracaso de un incremento salarial semejante al concertado.

Analicemos algunos de estos factores. El incremento tiene mayor o menor impacto según la ciudad o región donde se viva. En las regiones de bajos ingresos, el incremento coloca en dificultades la creación de empleo. Para un pequeño microempresario en un pueblo olvidado de nuestra geografía pagar un salario de un millón de pesos más parafiscales, es un duro golpe a la rentabilidad y tiene serias consecuencias en el número de personas que puede contratar. El incremento salarial debería ser diferenciado geográficamente para que sea realmente efectivo. La realidad de Bogotá no es la de Tasajera. Los empresarios del corazón generoso, de los que hicieron parte de la concertación, son los de las ciudades que representan el porcentaje mayor del PIB y a los cuales el incremento no les hace cosquillas.

Por otro lado, afecta la creación y reactivación de empresas porque los requerimientos de capital y los costos operativos son muchos más elevados. Para estimular la economía es más efectiva la creación de empresas que darle capacidad adquisitiva a quienes ya están empleados. Los mayores costos serán trasladados a los consumidores. Complica el panorama aún más la subida de los precios de la energía.
Y por último, está el asunto de los bienes y servicios disponibles en la economía. Sabemos que en estos momentos hay un cuello de botella complicado en la cadena global de suministros, el cual tomará tiempo solucionar. Esto impacta el costo de vida por la escasez de bienes en las tiendas. Los precios suben por efecto de una mayor demanda y poca oferta.

Por las razones expresadas, inyectar en estos momentos mayor liquidez de la recomendable a la economía tiene el efecto de deteriorar la capacidad adquisitiva de los consumidores. Tal vez los colombianos verán en 2022 el mayor deterioro real de su poder adquisitivo de las últimas décadas.

El populismo consiste en que si Duque da diez, Petro dice que debieron ser veinte. Posiciones ajenas a criterios técnicos que resultan siendo perjudiciales para el país y los más pobres. Así es como los grandes logros sociales en papel de los gobiernos terminan convertidos en más pobreza y más hambre…estos si reales. Definitivamente, Duque se maduró.