Una vergonzosa deuda social de la humanidad con palestina

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

José Noriega

José Noriega

Columna: Opinión

e-mail: jmartinnoriega@hotmail.com



"No hay camino hacia la paz, la paz es el camino"(Mahatma Gandhi)

Palestina, cuna y génesis de civilizaciones y de religiones nacidas desde la misma historia de la creación y del hombre, es la Tierra Santa de cristianos, judíos y musulmanes e históricamente ha sido una región de conflictos religiosos y territoriales que aún perduran de forma muy marcada y cruda como reflejo del llamado conflicto árabe-israelí, además de que, para situarnos en el plano geográfico, es el nombre que se da al territorio comprendido entre el mar Mediterráneo y las inmediaciones de la depresión del río Jordán y entre algunas zonas del Líbano actual, incluido Jordania, Siria, con Jerusalén este, los emblemáticos Altos del Golán, la Franja de Gaza y Cisjordania.

Políticamente, hasta la creación del Estado de Israel y la aparición de los territorios administrados por la Autoridad Nacional Palestina, la región fue casi siempre parte de algún reino o imperio mayor, y sólo excepcionalmente constituyó por sí misma una unidad política independiente.

Un breve recuento histórico permite recordar que El Reino Unido había recibido el control de Palestina gracias al Tratado de Sévres, el cual establecía la Sociedad de Naciones en 1920. Durante la Primera Guerra Mundial, los británicos habían hecho dos ofertas sobre sus territorios en Oriente Medio, al prometerle a los árabes de la zona, a través de su agente Lawrence de Arabia, que obtendrían la independencia para crear un gran Estado árabe unido, que abarcaría todo Oriente Medio y al mismo tiempo le prometieron a los israelíes que se crearía un "Hogar Nacional Judío" en Palestina, tal como había sido establecido en la Declaración Balfour en 1917.

Estas posiciones de acomodo por parte de los británicos generaron toda suerte de inconvenientes entre ambos pueblos por cuanto los dos querían ser y tener una condición de Estados soberanos y es a partir de allí de donde se desprenden las disputas que a lo largo de estos años ha causado tantos muertos en la región, habida cuenta del poderío y respaldo que reciben los judíos por parte de los Estados Unidos y la alianza árabe de la región, la misma que no ha sido posible consolidar desde cuando el coronel Gamal Abdel Nasser proclamó la creación del panarabismo para enfrentar al enemigo sionista.

El 14 de mayo de 1948, un día antes de la retirada británica de Palestina, se proclamó la creación del Estado judío que se llamaría Estado de Israel.

El 15 de mayo del mismo año, cinco ejércitos regulares de los países árabes vecinos (Transjordania, Egipto, Siria, Líbano e Irak) invadieron al recién creado Estado de Israel para destruirlo, iniciándose de esta manera la guerra árabe-israelí de 1948: sin embargo, luego de varias batallas y dos treguas, fueron derrotados por las fuerzas israelíes.

En 1949 se firmaron en la isla de Rodas una serie de armisticios entre Israel y los países árabes (basados en las victorias militares del novel Estado judío) que fueron reconocidos por la comunidad internacional y la misma ONU.

El armisticio determinaba que un 78% del territorio del viejo Mandato Británico de Palestina quedaba en manos de Israel, y pasaba a formar parte integral del territorio israelí y sus fronteras definitivas, mientras que el 22% del territorio restante (la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este) quedarían en manos de Egipto y Jordania. En los años posteriores las fronteras se irían modificando durante las sucesivas guerras árabe-israelíes.

Hoy, sesenta años después, el mundo civilizado ha sido incapaz de ponerle punto final a una ocupación territorial que tiene a casi tres millones de palestinos viviendo en cloacas sociales y en condiciones de inferioridad humana, por la elemental razón de que no querer ejercer su poder para hacer que los hebreos cumplan con lo pactado, refrendada esta situación por la posición obcecada y natural de ambos pueblos de querer existir sin la presencia del otro, al punto de que cada uno de ellos exige la desaparición del otro y este conflicto ha sido caldo de cultivo para que gobernantes de las superpotencias se engalanen como hacedores y apóstoles de la paz, pero sin querer mortificar al pueblo judío, que es su enclave político y militar e la zona y desde allí poder seguir diseminando su poderío bélico que le permita controlar el oriente medio y próximo, un verdadero polvorín que puede estallar en cualquier momento.

El 23 de septiembre de 2011 el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, pidió ante el pleno de la Asamblea de las Naciones Unidas, el reconocimiento del Estado Palestino, pasando de su condición de entidad observadora a "Estado observador" y para ello dice contar con el apoyo y el respaldo de 126 países, entre ellos china, Rusia, España, los países árabes y gran parte de África, Asia y América Latina, con la deshonrosa excepción de México y Colombia, el único país del área que sigue plegado a las faldas de lo que digan los Estados Unidos y perdiendo la posibilidad de consolidarse como un líder en la región.

Esta posición de los palestinos es vista como el principio de una victoria simbólica que le permitirá regresar a la mesa de negociación en condiciones de igualdad, además de poder suscribir, entre otros, el Tratado de Roma, lo que le daría jurisdicción a la Corte Penal Internacional para investigar eventuales crímenes de Israel, y para ello cuentan con un plus internacional sobre el cual cientos de intelectuales judíos se han mostrado partidarios de la creación de un Estado palestino y lo apoyan de manera irrestricta y solidaria, con lo cual tienen contra la pared al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu quien durante los años que lleva en el cargo tan solo se ha dedicado a torpedear y obstaculizar las negociaciones, motivando con ello a los palestinos para acudir ante las Naciones Unidas, recalcando que ya es hora de que el mundo se yerga y le dé al pueblo Palestino el estatus y trato que se merece.



Más Noticias de esta sección