El gobernador payaso

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La gente no sabe si creerle o no al gobernador Caicedo porque comienza a dibujarse un patrón conductual que además de desconcertante es errático.  Hace aproximadamente un año hubo un evento parecido al que hoy nos entretiene con el mismo modus operandi.  No creo que sea necesario decir que nadie debería perder la vida por pensar diferente, y que el gobernador no es la excepción. 

Sin embargo, Caicedo recurre con tanta frecuencia a la victimización como arma política, que todo lo que denuncia es sospechoso y dudoso.  En la última denuncia de complot para asesinarlo hay circunstancias extrañas que acompañaron la denuncia.

Es extraño y sospechoso que el Gobernador hubiese solicitado vacaciones y un permiso para acudir a unos encuentros en Europa, y que precisamente cuando está fuera del país, creo, nos deja saber que fue amenazado de muerte.  ¿Por qué hacerle creer al país que se exiliaba para salvar la vida cuando realmente estaba de vacaciones? 

Es aún más sospechoso, que inmediatamente señaló al presidente de la Republica, a Uribe y a la extrema derecha.  Acusaciones y discurso que no se compadecen con la seriedad de alguien que está amenazado de verdad, y que no guardan ninguna relación con los hechos denunciados.  Si tiene pruebas de que Duque y Uribe están aliados con el Clan del Golfo, que las muestre al país y a la comunidad internacional; o mejor, ¿por qué no las mostró en Europa? 

Creo que todo fue un show montado para darle notoriedad a Caicedo antes de participar en los encuentros que tenía programados en Europa.  Una forma enfermiza de llamar la atención y darse una estatura de líder y perseguido que no tiene. 

Todo parece indicar que este era el plan.  La conveniencia de los tiempos y los hechos y el discurso que acompañó a estos últimos.  A sus intereses no le servía denunciar a los clanes tradicionales locales, como tantas veces ha hecho, sino que está vez fue por Duque y Uribe.  Quería llegar a Europa con la aureola de víctima y perseguido del régimen. Todo indica que es una farsa más.

¿Quién querría asesinar a Caicedo y por qué?  Nadie y por nada.  Como gobernador no ha hecho absolutamente nada, y como alcalde de Santa Marta en propiedad o por intermedio de terceras personas, tampoco.  ¿Líder de qué?  ¿Es que acaso su movimiento ha transformado urbanísticamente la ciudad en los largos diez años que llevan rigiendo su destino?  ¿Algo semejante a lo hecho por Peñaloza en Bogotá y que la hizo más competitiva y atrayente para la inversión?  No.  Ni siquiera han podido solucionar algo tan básico como el tema del agua.  Y los indicadores socio-económicos de Santa Marta están entre los peores del país y mostrando retroceso.  A pesar del slogan de su movimiento, cambio no ha habido o por lo menos no para bien y en lo que importa.  Salvo que se quiera contar como cambio, el cambio de estatus socio-económico de sus líderes que es el único que ha sido imparable.

Quizás es un líder de la catadura de Gaitán o Galán.  Nada cercano, y compararlos con Caicedo es deshonrar la memoria de estos lideres inmolados.  Porque la característica de un verdadero líder es el deseo de inmolar la vida por sus ideas, y no salir corriendo a la primera amenaza.  Salir corriendo sucede cuando no se tienen ideas, o por lo menos que valgan la pena, ni carácter. 

Entonces ¿de qué o de quien es líder Caicedo?  Es líder de un grupo político que ha capturado las arcas de la administración local para beneficio personal.  A pesar de los esfuerzos por proyectarse nacional e internacionalmente, la verdad es que Caicedo no tiene nada que mostrar, y tarde o temprano la farsa se descubre.