Morin: cien años de lucidez

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Eduardo Barajas Sandoval

Eduardo Barajas Sandoval

Columna: Opinión

e-mail: eduardo.barajas@urosario.edu.co



Si no entendemos que somos apenas parte de un sistema complejo, estamos perdidos. En plena época de incertidumbres y en medio del proceso de cambio más acelerado de todos los tiempos, no se puede insistir en afrontar los problemas globales por fuera de la base de la solidaridad. 

De avanzar aisladamente en el tratamiento de facetas de una problemática llena de complejidades, que requiere contribuciones de muchas personas, desde una gran variedad de actividades y disciplinas, nos daremos cuenta de que resulta inocuo seguir dando vueltas, cada quién a su ritmo, pues las soluciones aisladas solo aumentan las proporciones de una misma tragedia. 

Edgar Morin se adelantó muchas décadas a pensar en esto. También en sustentar la necesidad de obrar de manera concertada, sin el tradicional egoísmo disciplinario, que marca fronteras innecesarias. Con la advertencia de que es preciso desmontar el imperio del lucro como medida de todas las cosas, y abandonar ese y otros conceptos unívocos venerados por quienes toman decisiones políticas y económicas.

Morin había señalado lo equivocado que puede ser huir hacia adelante sin atender las profundidades de la inconformidad manifiesta, previa a la pandemia y exacerbada por esta, de ciudadanos afectados en su bienestar por las inclemencias de un sistema implacable e intransigente, que no ha cesado de sostener y acelerar una globalización sin solidaridad. 

Poco publicitado en el mundo anglosajón, que pretende dominar el escenario de las interpretaciones de nuestra época, aunque de vez en cuando seleccione pensadores franceses, como Foucault o Derrida, para sorprenderse con sus luces y embriagarse con sus sutilezas, Morin cuestiona predicamentos aparentemente inamovibles de la civilización de nuestros días.

 Al advertir que el componente humano es apenas parte de un sistema al que es preciso integrarse de manera urgente, señala que los procesos democráticos, sin afectar el valor supremo de la libertad, deben marchar en busca de la armonía necesaria entre diversos intereses, para que el planeta sea más vivible desde todo punto de vista. 

Al propósito anterior deben contribuir los protagonistas de diferentes disciplinas, de manera que se arme un tejido en lugar de seguir produciendo hilos sueltos. Para ello propone el punto de encuentro de la investigación multidimensional dentro de la lógica de un pensamiento complejo. Tal vez solo así se puedan abordar los nuevos problemas, pues va a ser necesario tener en cuenta aspectos medioambientales, biológicos, estéticos, económicos, políticos y culturales que como una red comunican en la realidad a todo el mundo.

El jefe del Estado francés presidió el 8 de julio un acto singular, emotivo y difícilmente repetible, en honor de Morin, quien al cumplir cien años de vida sigue ofreciendo, sin pretensiones de pontífice, con lógica elemental y contundente, planteamientos de respuesta a los requerimientos de manejo de una de las épocas más convulsas y enredadas de la historia humana.  

En su afectuoso discurso, el presidente Macron calificó a Morin como un pensador universal, tanto en el sentido de sus intereses y aportes en todos los campos del saber, como en el de entenderse con el espíritu de todos los países. Recordó cómo las semillas de su pensamiento florecen en numerosos países y ha conducido a la existencia de una universidad dedicada a su trabajo, bajo el nombre y la consigna de la multiversidad. 

Afirmó el presidente francés que el pensamiento de Morin es inclasificable, vivo, y apasionadamente libre, que inspira a personalidades muy diversas, como alumnos de liceo, sabios, artistas, y políticos, empresarios y deportistas. A su testimonio se sumó el de músicos y cineastas, como Costa Gavrás que reconoce la ayuda recibida para realizar la película “Z”, en griego “vive”, testimonio imborrable en favor de la lucha por la libertad.

Ningún escenario mejor que el manejo de la pandemia, para encontrar en el pensamiento y el ejemplo Edgar Morin un poco de aliento para los gobiernos y la sociedad, agobiados no solamente por un enemigo invisible, sino por la obstinación de cada quién en ver las cosas exclusivamente desde el punto de mira de su pequeño jardín.  



Más Noticias de esta sección