El impuesto más perverso para los pobres es la inflación

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



¡Todo está caro!!La plata no alcanza! ¡Los precios están por las nubes! Son algunas de las expresiones que normalmente utilizamos para referirnos a los que los economistas llaman inflación, que no es otra cosa que el deterioro de la capacidad adquisitiva del consumidor.  ¿Cómo se mide? Se establece una canasta de bienes y servicios, o canasta familiar, y las variaciones de los precios en el tiempo son el referente estadístico (IPC).  La velocidad de ese deterioro es lo que se conoce como la tasa, que es mensual o anual. 

La función de la banca central en la economía es monitorear y controlar la inflación, ya que la inflación excesiva hace un daño enorme, especialmente a los más pobres.  Sin meternos a profundidad en el concepto, limitémonos a decir que la inflación es causada por exceso de liquidez en la economía.  Es decir, hay mucho más demanda por bienes y servicios, que bienes y servicios disponibles en la economía, y cuando este es el caso, se da una especie de guerra de precios en la que gana quien dé más.  Demos un ejemplo.  Hay dos pobres, un ciudadano de clase media y un rico.  Los dos pobres tienen cinco pesos cada uno, el de clase media tiene diez y el rico tiene veinte.  Solo hay un cartón de leche que vale cinco y todos lo quieren.  Los pobres ofrecen los cinco, el de clase media ofrece seis, y después la competencia se limita al rico y al de clase media.  Probablemente, el precio final será once.  Vemos que un cartón de leche que tenía un precio de cinco terminó en once.

Aparece un genio quien cree que la pobreza se erradica dándoles más dinero a los pobres y les da seis adicionales a los pobres y seis al de clase media.  Todavía un solo cartón de leche.  La misma dinámica y en esta ocasión, el rico paga diecisiete. Cartón pasó de cinco a diecisiete.  

En América Latina tenemos una dolorosa y costosa historia con la inflación, como para que ahora Petro nos salga con que la solución es imprimir billetes.  La hiperinflación en nuestra región sumió a los pobres en la miseria y llevó a países a cambiar moneda y a algunos a adoptar el dólar.  De los primeros, Brasil cambió el Cruzeiro por Real, y Ecuador dolarizó su economía.  De hecho en Venezuela, el Bolivar es inservible y es una economía dolarizada de facto; lo cual no deja de ser una gran ironía.  En el caso colombiano, cada vez tenemos que sacar billetes de denominación más alta para acomodar la pérdida de capacidad adquisitiva y sacar de circulación billetes y monedas de denominación muy baja; sin embargo, no hemos cambiado la moneda ni dolarizado la economía.  Cada cierto tiempo, alguien presenta el proyecto de ley para quitarle ceros a los billetes.

Es conveniente anotar, que un cierto nivel o tasa de inflación es deseable y considerada sana, y es aquella en que se logra pleno empleo.  Se persigue el equilibrio entre la tasa de inflación y pleno empleo.  Indica que la economía tiene espacio para seguir creciendo; es decir, la demanda está jalonando la producción. 

Por otro lado, sorprende que un constituyente, Petro, proponga cosas que atentan contra la independencia de la banca central, que supuestamente fue uno de los logros del adefesio del 91.  La banca central debe preocuparse de la inflación y de la estabilidad macroeconomía a largo plazo y no de solucionarle problemas de caja al gobierno de turno.  De hecho su función demanda actuar, cuando sea necesario, en contra de las políticas monetarias y fiscales del gobierno; en esto consiste la independencia. 

Las teorías económicas de Petro horrorizan.  Son la receta perfecta para arruinar países y empujar millones a la pobreza.  Creo que tiene de economista lo que tiene de demócrata.  Nada.



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