¿En qué momento el empresario se convirtió en enemigo del trabajador? ¿En qué momento hizo carrera la idea de que al empresario le sirve la pobreza y que es explotador? El odio y hostilidad manifiestos de la izquierda actual hacia los empresarios se basa en ideas erróneas.
Simplificando hasta donde es posible, debemos referirnos a las ideas marxistas de plusvalía y dueños de los medios de producción. Según el marxismo, el trabajador debería trabajar solo lo suficiente y necesario para satisfacer sus necesidades básicas. Cualquier labor por encima de esto beneficia solo al empresario y por consiguiente es explotación. Esto aunque el salario sea justo. En la formulación comunista, el empresario no tenía derecho a ganar. Crear empresa y empleo a cambio de nada.
El que los medios de producción tuvieran dueños, según la versión marxista, era la causa de la “explotación” ya descrita y de la resultante desigualdad socio-económica. Concluyeron absurdamente que el éxito empresarial se lograba gracias a la “explotación” del trabajador; consecuentemente, el empresario necesita la pobreza para poder seguir explotando. Conclusión absurda basada en la premisa falsa de la plusvalía. La solución ofrecida fue abolir la propiedad privada de los medios de producción. Al comunismo le tomó setenta años construir su modelo teórico y otros setenta años demostrar que no servía.
Retomemos el concepto de plusvalía para señalar falencias. Cuando el trabajador labora más horas de las estrictamente requeridas para cubrir sus necesidades, genera ingresos extras para ahorro, viajes, comprar casa, carro, y muchas cosas más. Es decir, para poder disfrutar del ocio y adquirir bienes y servicios. Si el salario es justo y la relación voluntaria, mal podría predicarse explotación, independientemente del número de horas trabajadas. En el capitalismo se explota al trabajador cuando se viola la ley laboral.
Aunque la historia demostró lo equivocado y absurdo de las ideas marxistas, la idea del empresario como explotador y causante de la pobreza persiste tercamente en el imaginario colectivo, sobretodo en América Latina; baste mencionar dos hechos recientes: el paro nacional en Colombia y la victoria de Castillo en Perú. La movilización social en América Latina y la entronización de gobernantes penosamente ignorantes es indicio inequívoco de que gran parte de nuestra población desconoce que el comunismo fracasó y las razones del fracaso.
La pobreza es un mal negocio para todo el mundo, comenzando por los empresarios. La pobreza es buen negocio solo para los comunistas porque el negocio de ellos es la gerencia sistemática de la pobreza para controlar a la población y mantenerse en el poder. Henry Ford, a quien se le atribuye la creación de la clase media en los USA, demostró que a los empresarios les va muchísimo mejor cuando los trabajadores tienen ingresos para adquirir bienes y servicios más allá de los estrictamente necesarios. Al empresario le sirve, y desea, un trabajador con buena capacidad adquisitiva.
¿Quién es el empresario? La persona que asumió los riesgos financieros y comerciales y usó su talento empresarial y conocimiento para organizar unos activos en una unidad productiva. Obviamente, el empresario no puede operar a perdida. Los salarios deben estar alineados con la productividad de cada trabajador dentro del marco de lo legalmente permitido. No se le puede pagar lo mismo a quien produce uno que a quien produce diez, ni se le puede pagar lo mismo a un albañil que a un ingeniero de sistemas.
La solución a muchos de nuestros problemas es tener muchos más empresarios; la meta país es lograr que el mayor porcentaje posible de empresas agregue valor y demande mano de obra calificada. Los empresarios no son el problema ni los enemigos del trabajador sino todo lo contrario. Los empresarios no son parte de la solución. Son la solución.