Obama llegó a la Presidencia de los Estados Unidos de América de la mano de la esperanza de millones de estadounidenses y bajo el eslogan de "Sí podemos".
Para que no nos echemos mentiras, a Obama le quedó grande la Presidencia, y es por eso que la economía mundial no ha podido levantar cabeza. Mucho se habla de las nuevas locomotoras de la económica mundial, pero lo cierto es que la economía del mundo la jalonan en un 80% los países desarrollados, y dentro de estos juega el papel principal y preeminente la economía estadounidense.
O sea, que si no arrancan los Estados Unidos, la economía mundial no arrancará. Cualquier otra conclusión, es pensar con el deseo.
El problema fundamental en Estados Unidos no es de naturaleza económica sino de naturaleza política, y primordialmente un problema de liderazgo; es decir, todos los caminos conducen a Obama.
Mi apreciación es que una parte de los problemas de Obama son su propia cosecha. Y entre éstos, la peor equivocación fue haber elegido mal las prioridades al principio de su mandato y haber malgastado su capital político en la prioridad equivocada (reforma a la salud).
Obama no reconoció que la primera prioridad era generación de empleo y la economía. Ahora que ya lo sabe, no tiene el suficiente capital político para hacer algo efectivo, y necesita desesperadamente de los republicanos.
El impacto de cualquier gestión que se haga ahora con la colaboración de ambos partidos, se verá reflejado después de las elecciones del 2012, lo que sería muy tarde para Obama y sus aspiraciones.
No ayuda tampoco la quiebra de Solyndra y empresas similares. Los gobiernos no deben escoger sectores ganadores porque no hay una bola de cristal que garantice escoger bien. Sin embargo, Obama escogió… y se equivocó.
Millones de dólares fueron gastados en entrenamiento para trabajos que aparentemente no existirán, o no por lo menos en el futuro cercano. La quiebra de Solyndra a solo dos años después de haber recibido más de medio billón de dólares de los contribuyentes y en un proceso de adjudicación permeado por turbios intereses políticos, tienen a Obama contra las cuerdas.
Pero no todo lo calamitoso puede atribuírsele a Obama, ya que un hombre solo no puede hacer tanto daño. Mi teoría es que el Presidente tiene el color equivocado para los tiempos que vivimos. Y esto aunado a la falta de visión y liderazgo es una mezcla fatal.
Si uno piensa en los momentos difíciles de los Estados Unidos, al frente del barco estaban hombres como John F. Kennedy, Ronald Reagan, Truman. Todos eran hombres blancos, que encarnaban el sueño americano, y que, aún hoy, cumplen con el estereotipo cultural del pueblo americano. A diferencia de Obama, que tiene el estereotipo equivocado, comenzando por el nombre.
Considero que si bien dentro de los electores comunes, Obama tiene todavía alguna acogida, en el mundo de los ciudadanos corporativos, no tiene ninguna. Dicho de otra manera, el tejido empresarial americano, específicamente las grandes multinacionales, es un mundo de hombres blancos, anglosajones y generalmente protestantes.
Este círculo no cree en el liderazgo de Obama, desconfían de él. Por su parte Obama no ha hecho lo indicado para ganarse su confianza y respeto.
Este círculo exclusivo, que es en últimas el que mueve la economía del mundo, no cree que Obama sepa para donde va, y por eso no le caminan. Ellos quieren ver un JFK liderando. Uno de ellos, y que además sea capaz de inspirar a la nación entera. Por esto, y en gran parte, es que nada que salimos de la recesión. El problema es Obama.
El mensaje Obama, como un todo, tiene profundas disonancias proyectivas, que terminan siendo resueltas en su contra. Muchas veces tiene el mensaje correcto pero la imagen equivocada.
Habla del sueño americano, pero su imagen está más asociada con Acción Afirmativa.. Estas disonancias yacen en el subconsciente, y por eso es muy difícil que Obama pueda resolverlas a su favor. Es muy difícil ganarle a un enemigo invisible.
En este escenario, es muy probable que Obama no sea reelegido, y que en su reemplazo llegue alguien que encarne el prototipo americano, alguien como Mitt Romney.
Millonario que se hizo a sí mismo, y que encarna el sueño americano.
Alguien que pueda, creíblemente, decir como JFK, "este no es el momento de decir que puede hacer mi país por mí sino que puedo hacer yo por mi país.
Un eventual triunfo de Obama en el 2012, sería la prolongación de una agonía mundial que aún no termina, con consecuencias geopolíticas impredecibles. Lo mejor que podría ocurrirle a los Estados Unidos y el mundo, es que Obama no sea reelegido. Es tiempo de que Obama diga bye, bye.