El bien superior de un tartufo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



El manto de impunidad que rodeaba al expresidente Santos y a sus aliados comenzó a deshilacharse por todos lados, y son tantos los huecos, que es imposible ocultar más la verdad. Hubo que esperar hasta remover las últimas talanqueras impunidad: la fiscalía de Martínez y la procuraduría de Carrillo.

El escándalo Odebrecht tomó nuevo impulso la semana pasada, y a las acusaciones ya conocidas con sus respectivos actores se le sumaron hechos desconocidos. Las declaraciones del Ñoño Elías conducen a Santos, las conversaciones entre Prieto y Riveira y las conversaciones de otros involucrados dejan al descubierto lo sucedido.

No solo revivió Odebrcht sino que también salió a la luz pública que Santos autorizó y llevó a Gabino del Eln a Cuba pasándose la ley por la faja. Hoy comienza a tomar forma una historia coherente, que no es otra que con la excusa de lograr la paz se orquestó toda una empresa criminal que dio para todo: reelegir a Santos, robar y corromper con mermelada.

Aquí lo menos relevante es que le hayan robado la elección a Zuluaga. Lo realmente relevante es la asquerosidad y la corrupción en la contratación pública para beneficio propio. El tartufo de Santos no escatimó medios para encumbrarse sin importar a quien se llevaba por delante. ¿Le pasará algo? Veremos.

No soy tan inocente como para creerme el cuento de que las llamadas “interceptadas” se hicieron sin que sus autores lo supieran. Si no sabían a ciencia cierta, o sospechaban que estaban siendo interceptados, son unos verdaderos zoquetes; y ninguno lo es. Prefiero creer que fue una forma de dejar evidencias y chantajear. No tenían nada que temer porque según ellos la Fiscalía era amiga y cómplice y la impunidad estaba garantizada. De hecho, pienso que querían hacerle un recorderis a Martínez. Para infortunio de Santos y compañía, los sepultureros encargados, Martínez y Carrillo, no hicieron bien su trabajo.

La estrategia de Santos, hoy, es evidente: reelegirse como fuera, firmar la paz con las Farc y después con el Eln, ganarse el Nobel de Paz, hundir a Uribe y a su partido por todos los medios, darles viabilidad política a los movimientos “alternativos” en todo el país a cualquier costo –esto implicó que las ias no los tocaran sin importar sus delitos- y todo a nombre de la “paz”. Como muestra, aquí en el Magdalena tenemos un caso aberrante donde a los bandidos no les han tocado una sola hebra de cabello.

Llaman poderosamente la atención los personajes con los que se rodeó Santos para lograr sus fines. Algunas de las conversaciones dejan al descubierto personas inescrupulosas. El lenguaje y el tono utilizado son más propios del mundo mafioso que de personas que deberían estar rodeando al presidente de la república. El despliegue de carros blindados y escoltas como demostración de poder es vergonzoso; realmente sufren estos personajes de complejo de traquetos. ¿Cómo llegaron a la cima?

Hay que ver si después de todo este alboroto pasa algo. No sea que todo solo sea calentamiento de motores para las presidenciales e intercambio de disparos de salva. Sin importar si al final todo es teatro, lo cierto es que en Colombia hay personas que están por encima de la ley.

Postre 1: Hablando de mentalidad traqueta, ¿cuál es la justificación legal para que el gerente de la Essmar haya contratado un carro blindado? Si tiene problemas de seguridad, ¿por qué no se ha enviado la documentación para que se haga el estudio y se le asigne el esquema de seguridad correspondiente? Huele muy mal el asunto.

Postre 2: Algo raro está sucediendo en Venezuela. Maduro ahora expulsó a la última embajadora de la Unión Europea, después de haber amenazado por enésima vez a Colombia.