Empleo privado, clave de crecimiento

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Saúl Herrera Henríquez

Saúl Herrera Henríquez

Columna: Opinión

e-mail: saulherrera.h@gmail.com



Winston Churchill, sentenció que nunca debía desperdiciarse una buena crisis, aserto que popularizó en 2008, Rahm Emanuel, Jefe de Gabinete de Obama, y que utilizó el presidente norteamericano como guía para enfrentar la emergencia del 2008, que le permitió adelantar cambios institucionales de importancia que fortalecieron el sistema financiero internacional frente al riesgo de nuevas crisis. Frase que hoy deberíamos aprovechar para mejorar el frágil sistema de salud que tenemos, y cuanto toca con la economía y lo social. Es con esa visión como deberíamos vislumbrar el porvenir y buscar forma y fórmula para ayudar a sostener a la gente desempleada y a las empresas en riesgo y peligro.

A futuro vamos a tener que lidiar con feos asuntos, como son las sequías y precipitaciones generadas por el cambio climático, la baja en precios de las exportaciones por el comercio internacional, adelantos tecnológicos que afectarán el empleo, nuevas emergencias o circunstancias imprevisibles, que si no nos fortalecemos, nos hallará más frágiles cada día y cada vez más.

Razones las dichas para cambiar en lo legalmente posible el manejo presupuestal, avizorar otros aspectos pertinentes, articular los tres poderes, establecer consenso con todas y cada una de las fuerzas políticas y sociales, procurar un equilibrio estable para enfrentar los futuros riesgos, gastar las ramas del poder públicos soportadas en la veracidad de los recursos, incrementar la inversión en educación en calidad, mejoramiento y equidad, forma mejor para salir de la pobreza, pues al ser mayor el número de estudiantes que se reciban como técnicos, profesionales, empresarios, artistas, científicos, menos pobreza habrá y más grande la capacidad para mitigarla y así la educación se ordenará con responsabilidad ciudadana y capacidad para el trabajo.

Se logra con ello más inversión, acceder a expertos en todas las áreas, aumentar incentivos para todos los actores del sistema educativo, en lo que nos vuelve a ayudar Winston Churchill, al aseverar que “Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira el carro”; de ahí que importante sea que veamos a los empresarios como los caballos que tiran del carro.

No puede permitirse que se inventen, sean quienes sean, supuestos empresarios para robar fondos públicos, sino que en verdad sean empresas que jalonen, crezcan, surjan nuevas, en la verdad que sin un mayor soporte empresarial no tendremos satisfactorio destino. Creación y robustecimiento empresarial debe ser prioridad nuestra, buscar inversionistas, apoyarlos, alentarlos, reducir a las empresas sus cargas impositivas y burocráticas, priorizar la gestión del crecimiento económico en todos los niveles gubernamentales, no aumentar el empleo público ni limitar la creación y el fortalecimiento de empresas, aunado a crear incentivos a la educación y a la gestión del desarrollo, sabedores que no hay ni existe una mejor política pública que el crecimiento del empleo privado, formal y competitivo.