La crisis que seguimos padeciendo continúa generando graves y distintas consecuencias. Mas no por ello, es de olvidar que desde hace rato cargamos a cuesta problemas de fondo y a la baja en cuanto se relaciona con la salud, la economía, lo social, lo ambiental, la inseguridad, la corrupción, para citar solo algunas, profundizadas gravemente por esta pandemia y muchas otras situaciones que como dijimos, cargamos desde hace ya bastante tiempo.
Soportamos toda una serie de falencias, especulaciones, violencia a mares, ataque a vehículos, atracos a tiendas, supermercados y demás otros establecimientos comerciales organizados por grupos diversos que convocan la participación de la gente por redes. Violencia intrafamiliar, asesinatos, acciones sicariales, reyertas callejeras, bloqueo de vías y demás otros desmanes atentatorios del orden público, así como de la vida, honra y bienes de los asociados. La falta de liquidez económica empuja a muchos (lo que no es justificable), a embestidas de diversa índole, al ver en estas situaciones oportunidades propicias para sus comportamientos delictivos.
Importantes segmentos poblacionales ven perdidas sus fuentes de ingresos; otros, obligados han tenido que cerrar, algunos más, quienes han acumulado dineros mal habidos, cual bestias carroñeras pendientes están de captar bienes para sí, lo mismo que de ofrecer dinero y trabajo a personas que han perdido en la crisis; y si bien es posible que muchas de las “operaciones” del crimen organizado se han afectado, no es menos cierto que tienen dinero para operar a su antojo y adueñarse por compra, violencia, corrupción y otras clases de constreñimientos, de espacios, empresas y personas; a lo que se suma, en lo que a inseguridad respecta, la falta de ingresos en gran parte de sus huestes criminales, quienes intensifican su actuar delincuencial, agravando esta neurálgica problemática.
Los problemas no se resolverán con prontitud, como no se han podido resolver en años. Habrá que implementar programas asistenciales, útiles y necesarios como nunca antes, que de todas maneras insuficientes serán para reemplazar los salarios de trabajadores, empleados, comerciantes, profesionales independientes, obreros industriales e ingresos de los delincuentes. Entre nosotros, muchos ya sin ingresos, no tendrán ningún apoyo, como tampoco participarán en dichos asistenciales programas. Se anuncian microcréditos para el sector informal, más no para puestos de trabajo formales en las pequeñas y medianas empresas, trabajadores independientes, quienes no contarán con apoyos y sí se les exigirá el pago de sus obligaciones fiscales, que se destinarán sin duda para apoyar al sector informal, del que mucho se nutre la delincuencia; de ahí que el llamados sea ver la realidad, considerar las consecuencias del presente en el futuro inmediato, velar por un adecuado manejo político, presupuestal y económico, a efecto que no se siga profundizando la crisis múltiple que padeciendo estamos.