Soportarnos en lo institucional

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Escrito por:

Saúl Herrera Henríquez

Saúl Herrera Henríquez

Columna: Opinión

e-mail: saulherrera.h@gmail.com



Los territorios todos necesitan de instituciones bien cimentadas para permanecer y perdurar, requiriendo para lo cual ideas, ideales e instituciones fortalecidas.
Todo y más en la administración pública, requiere apoyo, soporte. Construir sin sustento es fantasía y ello solo existe en la ilusión. Igual acontece en política; de ahí que los entes territoriales requieran de instituciones sólidas para persistir. El pensamiento político debe ser tangible, no etéreo ni irreal; y, el territorio, soportado firmemente que no en el aire.

La política no puede soportarse en un algo imaginario, en lo que ya pasó, no existe o no tiene naturaleza o consecuencia práctica. Debe basarse en realidades y concreciones, lo que constituye la política real, única en la que podemos creer y no en otra. En las ideas y los ideales es donde deben apoyarse los entes territoriales, aunado a instituciones, sistemas e instrumentos, como un todo construido. Democracia, estabilidad y conocimiento son ideas concretadas, convertidas y transformadas en un ideal. De ahí que no debamos ir perdidos por esa área oscura que oscila entra la realidad y la fantasía. Obligados estamos a ver la realidad y, por ello, debemos tener la firme convicción que el Estado sobrevive con instituciones reales y efectivas, en el entendido que en política nada se sustenta sin explicación. No hay ni habrá efecto sin causa.

Nuestra sociedad desconfía de las instituciones, resultado de la falta de orden e inexistencia de un adecuado canal que ofrezca a la población la seguridad que debe ser en un verdadero Estado de Derecho, en el que todos estamos obligados a cumplir la ley y en el que quien la trasgreda deberá pagar las consecuencias, razón por la que tarea de los territorios deba ser abordar lo que menester fuere para para superar el subdesarrollo y la pobreza como consecuencia de las debilidades institucionales.

Se suma a lo cual el hecho que los partidos políticos no garantizan los procesos de democracia interna, lo que nos lleva al punto de creer que la política ha derivado en una actividad “empresarial” donde no se sabe que es lo uno ni lo otro. El debilitamiento de los partidos políticos es crítico y amenaza democracia y economía, lo que debe convertirse en oportunidades para que surjan liderazgos como opciones que reivindiquen la desesperación social y enfrente la politiquería inmersa en todos los temas de la vida nacional. Un liderazgo que impulse cambios progresivos que satisfagan las necesidades sociales y corrijan los desfases de nuestro sistema político y podamos así recobrar la confianza institucional, más cuando los mecanismos institucionales que se dicen soportan nuestra democracia son deficientes. Lo institucional se define en el poder político; y un territorio tiene la calidad institucional que la voluntad política permite; de ahí que se sostenga que todo menoscabo institucional es un reflejo de una voluntad política.